jueves, 28 de febrero de 2019

Cada día...

Cada día tengo más claro que ya no formo parte de tu vida. Que me has sacado a la fuerza, me has dejado tirado en el suelo y has pisoteado la poca entereza que podía quedarme después de ello.

Me has demostrado que quieres distancia, olvido y cordialidad. Que tienes una nueva vida en la que no hay sitio para mi. Una vida que yo no podía darte. Una vida en la que no estoy yo.

Has borrado casi todas las huellas que podían llevarte a recordarnos.

Cada día tengo mas claro que eres feliz y que yo también debo serlo.

Pero no puedo dejarte marchar, no puedo evitar acordarme de ti a cada minuto del día.

No paro de preguntarme que tal estarás, si en lugar de enamorada estas cegada por una ilusión. Y no te olvido por si decides volver. 

Cada día tengo mas claro que espero que vuelvas aun habiendo querido a otra persona mientras que yo, solo me he sentido vacío en otros cuerpos, otras sonrisas, otras miradas que no eran las tuyas.

Me faltabas tú, tus abrazos, tu boca abierta mientras dormías, tus desastres, tú.

Cada día tengo mas claro que debo seguir sin ti.

Que hay vida después del desamor. Que hay vida libre de rencores, angustias, recuerdos y vacíos.

Que hay vida sin ti.

Cada día tengo más claro que te quiero pero no quiero una vida sin ti.

Cada día...

S.


Siempre te pasa igual

Siempre te pasa igual, la noche que vas a salir tienes menos ganas de cenar. Te pones de acuerdo por WhatsApp para concretar la hora de quedar. Tu mejor amiga se pasa por casa para ayudarte con la plancha del pelo.

Siempre te pasa igual, no hay manera de darle forma que dure toda la noche. Toca elegir delante del espejo más grande la ropa. Acaba toda encima de la cama. Sin tener ni idea. «Si esto antes me quedaba bien». Siempre te pasa igual, dos horas para decidir.

Eres toda una experta en eso de maquillar. Así siempre llegas tarde, por ser la última en terminar. «Maquíllame tú, que te sale genial». Siempre te pasa igual.

Te prometes no tomar más de dos copas esta vez. Son las tres y no sabes ni contar, vas a saber la cantidad. Siempre te pasa igual. Lo de bailar sin control en un lado del local. De que te miren y que te dé todo igual. De que vengan a hablar y no sepas por dónde escapar. No quieres darle el teléfono a cualquiera para hablar de cosas que no irán a ningún lado. Ni acabar en una cama donde no te recordarán al día siguiente.

Siempre te pasa igual, qué guapa en el espejo. Qué pocos abrazos.

Defreds


16:32

Voy a dejar aquí suelto un «te quiero» a las 16:32 de la tarde.

Por si en algún momento lo lees y te dan ganas de sonreír. Por si lo lees y te dan ganas de decirme que tú también, que estamos empatados.

Por si lo lees y piensas en mí.

Va en minúscula. Que para mayúsculas las sonrisas que me arrancas.

Te quiero. 


La conciencia no es un hotel de lujo, sino una pensión barata junto a una frontera

El destino jugó la carta de sus nubes
con un aterrizaje forzoso en el lugar
donde había nacido aquel viajero.

Ya era tarde y estaban muy cansados.
La pequeña ciudad parecía distante
como los sueños de la juventud
cuando el mundo no habla nuestro idioma
y pesan los horarios secos de luz plastificada.
Nadie va a protestar. Los pasajeros
pueden pasar la noche en un hotel de lujo.
No buscan el olvido,
porque todos son justos, y no tienen pasado,
y ninguno soporta la condena
de hacer y deshacer los equipajes.
Viven en su presente,
con ideas que son habitaciones
para dormir tranquilos.

Saben que les espera,
con los gastos pagados, un mar en la ventana.
Están allí los ánimos dispuestos,
las cosas en su forma y en su sitio,
camareros sin dudas
al lado de las mesas bien servidas,
miradas con sabor a titulares
de un periódico envuelto por la niebla de un puro,
butacas donde brillan las sonrisas
como sábanas limpias.
Ni siquiera la piel de la tarde en el cielo
siente la obligación de matizar.

Estratégicamente y solamente
un viajero se aparta de la fila.
Necesita esconderse, cumplir con la tarea
de no dejarse ver entre los suyos.
No es un lugar seguro la identidad que lleva
confundida en su nombre
y prefiere fingir, hacer vigilia
en un rincón inhóspito,
una pensión barata con ruidos de frontera,
negros ojos que acaban de llorar
y guardan el color rojizo de sus sombras,
de sus conversaciones forajidas
en la ciudad sin sueño,
en el amanecer
que es oscuro, y es blanco,
y triste, y alegría,
y se encadena al pie que va por los pasillos.

¿Cuál será su secreto
el temor clandestino de su escala?

Se ha negado tres veces.

No es ciego en las verdades de su patria.
No ha compartido el odio de los otros.
No le bastan las sobras del destino.

Luis García Montero



miércoles, 27 de febrero de 2019

Saldremos de ésta

Querido amigo:

Te echo de menos. Sólo un poquito. A veces, bastante. Me gustaría poder quedar hoy a tomar "lo de siempre", a contarte que me vuelvo a encerrar en mi burbuja. A contarte de que me he vuelto a vivir tras la muralla y tras la armadura. Que hay días, que no encuentro mi sitio. Que hay días en los que sólo quiero huir conmigo misma, o contigo, porque me conoces a la perfección. Seguramente, en un día como hoy, traerías una bolsa de regalices rojos para cuidarme. Para cuidarme, como siempre, como desde el día que nos conocimos. 

Si ahora mismo te escribiera, por mucho que estuviéramos de broma, sabrías que algo hay detrás de una bonita sonrisa y una mirada apagada. Empezarías a mirarme por dentro, a hacerme la revisión, y al final darías con la clave, como con tus coches. Sí. Estoy empezando, como te he dicho, a encerrarme de nuevo. A alejarme de todos un poco. A sentarme a ver como pasa la vida sin que me toque, sin que me hiera, sin apostar porque no quiero perder, y no me importa ganar.

El problema de siempre, ¿verdad? ¿Qué es más valiente, el que se va o el que se queda? ¿El que apuesta sabiendo que puede perder, o el que directamente no juega? Siempre dices que soy la persona más fuerte que conoces. Pero es mentira, y no lo ves después de 15 años. Soy fuerte, porque siempre termino sacando a todos adelante, pero no soy lo suficientemente fuerte para sacarme a mí del hoyo en el que me estoy metiendo. El hoyo, que no es nuevo... Esas temporadas, donde no hay motivación por nada. Lo académico parece una pérdida de tiempo, los planes que te proponen son repetitivos, las personas son las mismas y sus problemas también. ¡Ojo! ¡Como yo! Se llama monotonía, dice Clara. A mí eso me hunde. Necesito gasolina, novedades, cosas que me interesen... planes nuevos, retos. No lo sé. Te necesito también un poquito a ti. Los mimos que me das mientras yo te aparto y te digo, ¡qué pesado, siempre encima! Soy un poco rancia, tienes razón. No me dejo querer, no me dejo ayudar, no dejo que nadie esté cerca mucho tiempo. 

Quizás no sepa valorar a las personas, y eso tenga que darte la razón. Que a veces me piense Wonderwoman y sólo tenga el "woman". Ya hemos pasado por esto. Ya te sonará, en caso de que lo leas. 

Me sale escribirte hoy, porque ayer estuve viendo fotos nuestras, de mis cumpleaños, un vídeo que me hicistéis. Nuestra canción de Bruno Mars, el día que la elegimos... "Count on me". Muchos recuerdos en un vídeo. Estuve hablando con Clara de Porcelanosa. De aquella noche... Aunque recuerdo poco, y no sé si tú tienes algo que ver. Supongo que algún día lo hablaremos. Supongo que algún día hablaremos. Y me llenes de mimos y regalices rojos. Te echo de menos, peque. Pero es mejor así, para los dos. Lo sabemos, y lo estamos haciendo bien, porque precisamente nos queremos y hay mucho que salvar. Mucho. 

Dicen que uno no sabe lo que tiene hasta que lo pierde... Has desaparecido muchas veces de mi vida, y ya sabes por qué, pero sabíamos que volveríamos a encontrarnos. Esta vez es algo diferente. Pero saldremos de ésta. Como siempre. Saldremos de ésta...

Patricia Izquierdo Díaz


Jugar a un juego

Estamos jugando a un juego que tiene pinta de no tener ganador. Empate a silencios. Empate a ignorarnos. Ya no tiras el dado de quedarte sin palabras. O a jugar a las mentiras sabiendo que son verdad.

Las que ganan son las ganas, que seguirán acumuladas, como si mantenernos al margen fuera a olvidarnos.

Cada uno seguirá su vida, tú la de la línea recta. Yo la de ser gilipollas. Seguirás sin cambiar de peinado, disfrutando debajo del agua y muriéndote de ganas de perder el sentido.

Anotando en cuadernos los días que terminan en años sin recibir un abrazo de los que aprietan de cabeza a pies.

Qué tontería decirte que te echo de menos. Aunque sé que no volverás, floto en tu cabeza. Yo intento salir a flote.


Besarnos en Varsovia

Una frase. Una llamada. Un «qué alegría más tonta lo de verte». Una cena bonita. Una ciudad con encanto de mucho acento. Alicia en el país de tus maravillas. Tu pelo brillante con flequillo al lado. Y tu excelente gusto para las gafas de sol. Lo bien que pones morritos en las fotos. Tu mirada, que parece de alguien que se ha bebido siete tintos de verano. Las perlas en las orejas y tu poco pecho bien formado. Maldita sea, si hasta tu color de labios mata. Y qué movida que no veas nada de nada sin lentillas. Te dice cualquier cosa y sonríe. Alma medio rota. Le vuelve loca el olor a café. A libro nuevo y viejo. Una foto de Nueva York. Podíamos besarnos en Varsovia. Y cuando nos pregunten qué somos, les diremos que todo. Y volveremos a sonreímos. Que no hace falta más. Y pillaremos un autobús de línea que nos lleve a ninguna parte. Sin colarnos. Para perdernos en cualquier montaña, entre tus muslos. ¿Quién invita a cenar de nuevo? Mucho queso quark o de cabra con mermelada de frambuesa.


No te vayas

Pues apareció alguien que, solo con tu mirada y dos frases sueltas, lo entendió todo. Se dio cuenta de que tus pensamientos son tantos que hasta duelen, que los callas día tras día.

Y luego, joder, miras a tu alrededor y hay personas que las tienes delante durante miles de horas, con las que compartes miles de cosas, detalles y viajes, puede que incluso sexo y sofá, y no se enteran de nada. Ni cuenta de que algo pasa.

Y yo qué sé, no te vayas. 


martes, 26 de febrero de 2019

Pedir perdón... Lo que cuesta

A veces hay que pedir perdón, saber cuando y a quién. A veces nos pasamos de listos, y en mi caso, dejamos que nuestro corazón hable sin dejar pensar a la mente cómo se puede sentir el otro. Al final, era todo una tontería, pero somos personas diferentes, no sabemos cómo nos puede llegar a afectar ciertos comentarios, y más a una persona que apenas conoces. 

El contenido estaba claro, es lo que pienso. Ese es mi problema que digo lo que pienso, tal cuál, y es un defecto enorme. Trae muchos problemas, lo único bueno que tiene es que no te pueden acusar de falsa.

Lo que voy a escribir puede sonar un poco contradictorio. La gente que te saca de quicio, o que no está muy centrada, o que pasa por momentos complicados y los ves perder un poco el rumbo... y algo te importan... Son las que te hacen explotar y soltar todo lo que llevas guardando en la mente porque nunca es el momento, porque no está bien decir algo que duele en un momento delicado... Pero llega un día, pues eso, que lo vuelvas todo sobre esa persona, pero precisamente porque te importa. Porque le ves como se va a la deriva, como va buscando caminos, como falla, como prueba... E intentas que espabile con todas tus fuerzas.

"Quien más te quiere, te hará llorar", diría Luis Ramiro, si nos importa esa persona, un mínimo, ¿por qué somos tan duros? ¿Quién nos da esa licencia? En este caso, ya he pedido perdón, por muchas razones... Porque no hay la suficiente confianza de meterse en temas tan profundos, porque hay otras personas por delante de mí que tendrían que dar el aviso sobre dar pasos en falso, y porque al fin y al cabo, no soy nadie.

Esto es lo que hay, chicos. Es una pequeña anécdota porque creo que falta diálogo en las conversaciones. Falta hablar. Que las relaciones no se acaben nunca por malentendidos ni por un perdón que no llega a tiempo. La vida ya es bastante dura y nos golpea cada día, como para distanciarse por cosas tan banales. 

Qué tengáis feliz día.

Patricia Izquierdo Díaz


Vivir por sensaciones

Vivimos por sensaciones. Momentos y detalles que dan sentido a nuestras vidas. Cosas que tienen el valor que les damos o el que vamos descubriendo.

Ese primer beso en el callejón después de clase. Como dos niños que no saben todavía lo que hacen. Ídolos de carpeta que ahora nos dan la risa. Descubrir que nuestros padres lo decían todo por nuestro bien. Aunque no lo entendiéramos. Que abrazar fuerte es importante. Y que no suelten, todavía más. Empieza a importar más alguien que te escuche que no alguien que se emborrache contigo hasta vomitar. Que lo bonito son dos cervezas en un pub más que esa macrodiscoteca.

Empiezas a disfrutar las caricias sin control. Descubrimos que el mundo se mueve entre secretos, que lo importante es ser fiel a uno mismo. Lo demás puede cambiar en segundos y sin avisar. Los años pasan y cada vez hay menos gente cerca, pero la que queda es cada vez más importante.

Eso sí, seguiremos volviendo a casa con la mirada fija en el suelo cuando nos dejan. Poniendo música a todo volumen en los auriculares. Te entra miedo a acostumbrarte a estar solo, a no sentir nada más por nadie.

Nos prometemos no caer nunca más, y es tan inevitable que sin darnos cuenta estamos ilusionados de nuevo, esperando esa llamada que nos cambie el día.


El baño

Jugamos a besarnos contra la puerta del baño. Con una mano acariciaba tu muslo y con la otra abría la manilla. Te apoyé contra el lavabo, mis labios se juntaban con los tuyos. Nos mordíamos. Tu cuello temblaba al sentir mi respiración cerca. Decidí despojarte del sujetador con los dientes. Cayó al suelo. Encendí la ducha. Y, antes de entrar, lamí cada uno de tus pezones. Qué bonita estabas con el agua bajando por tu vientre. Calor. Apoyaste las manos contra la pared para que pudiera besar tu nuca y recorrer tu espalda. Estabas empapada. Con mi mano paseando por tus muslos. Jabón en tus pechos. Caricias sin control. Roce hasta que se apagó el calentador. Secarnos sin toalla.


Historia

Dos horas desayunando cerca del Dinoseto, con los dos disimulando. Comer mirándonos en el Othilio y no dejarte pagar.

Un café y Cola Cao en un sitio tranquilo con un piano que nunca vi, donde dijiste cosas que me hicieron sonreír.

Un bar cerca de tu casa, con un camarero que no habla y un hombre que se pasa tres horas en el ordenador.

Una cena en el sitio más cutre del mundo con bocadillo de lomo y queso. Un cajero que lo decía todo y un mensaje después del taxi. Guardaste los besos.

Las casi doce de la noche delante del NH. El Máis Palá. Sus escaleras. El tiempo que vuela.

Una cafetería que no cierra, con vistas a la calle. La misma que nos vio besarnos. Con ese silencio sin coches a doble carril.

Un día en Pontevedra. Por sus calles peatonales. Comiendo algo rico. Decidiendo que iba a ser eterno.

Unos billetes de avión. Aunque yo iría contigo a cualquier parte.

Nuestros «te quiero», que suenan a todo.

Nuestros miedos, que se van lejos.

Y que cada vez que leas esto, en cualquier parte, tengas ganas de besarme.


lunes, 25 de febrero de 2019

Me hace sentir viva

Me hace sentir viva. Y creo que no hay nada mejor que eso.
Me complementa. Hace mi vida más fácil, el camino más ameno y los problemas menos problemas. Se podría decir que es mi otra mitad. No sé si mi media naranja, manzana o yo qué sé qué fruta, pero el caso es que es parte de mí.

Y entonces recuerdo que el amor existe, que yo lo he encontrado y que no lo pienso soltar.

#unrinconmaravilloso


domingo, 24 de febrero de 2019

Bésame en el London eye

Ella mira fría, como la sensación de morder un Calippo. Sus
palabras duelen como la caída más fuerte contra el asfalto y lo analiza todo. Analiza el mundo sin darse cuenta de que es él quien se fija en ella.

El da forma al romanticismo más allá de una película. Con solo un susurro puede hacer que tiemble el edificio más alto. Busca lo mejor dentro de cada persona sin miedo a salir dañado y si te toca... Si te toca, has perdido. No podrás irte. No querrás irte.

Ellos tienen algo que pocos entienden. Algo tan simple, tan banal como el amor incondicional. Ese que supera cualquier barrera por alta que sea. Y se quieren.

Bésame una vez más en la noria. 


La palabra amistad

Dicen que no hace falta la misma sangre para ser familia. Un día aparece alguien en tu vida que deja la palabra «amistad» en mal lugar. Da igual que sea chica y chica, chico y chico, o mezclados. Alguien con quien avanzas de la mano aunque no esté. Una compañía de juegos, de ropa, de peleas. Conoce todos tus secretos y momentos. Es tu hombro donde llorar y un abrazo todos los días. Complicidad y confianza ciega. Te deja impregnado su sello sin pedirte nada a cambio. Que aunque se vaya lejos, nunca te olvidas. Que te avisa primero de que la vas a cagar y te repite el «te lo dije» cuando no le hiciste ni puto caso y la cagaste. Que siempre te desea lo mejor y nunca le convence nadie lo suficiente para ti. Que ríe contigo cuando le cuentas otro primer beso y llora cuando te han jodido otra vez. Sabe que tienes un mal día y aparece en la puerta de casa y te obliga a salir a la calle. «O sales tú o te saco yo», sonríe. Y, joder, le abrazas.

Te manda canciones nuevas cada día, comparte los cubatas contigo. «¿Lo de siempre para los dos?, ¿no?». Siempre está en disposición de irse al fin del mundo contigo. Y siempre terminan pasando cosas raras o divertidas. Sin planear.

Y si tienes días de pijama, se trae el suyo y coméis chocolate o pipas hasta que se acaben y sea un nuevo día.

Solo tienes que cerrar los ojos para saber quién es. Aparece en tu mente.


Fidelidad

Conocí el amor el día en que me miraste a los ojos. Dentro de ellos encontré todas las respuestas que me faltaron durante tanto tiempo. Tuve la sensación de que esa mirada nunca me mentiría. Apareces siempre en el momento exacto para hacerme sentir que ahí sigues. Que pase lo que pase, ahí estarás. Que me quieres con toda tu alma. Me haces reír.

Me encanta la sensación de levantarme y acostarme de la misma manera: tranquilo. Y con las mismas ganas de besarte.


sábado, 23 de febrero de 2019

Eterno

El miedo nos hacía parecer un poco tontos. Y después de varios tira y afloja, y con los dos muertos de ganas, pillaste un taxi a las once y media de la noche desde el quinto pino. Para regalarme parte de tu madrugada, un par de bares y un beso entre los dos carriles de una calle principal de la ciudad.

Que sepas que ya me encantaba tu boca. Esa sonrisa que sin ser perfecta lo tiene todo para mí. Desde entonces no he dejado de soñar cada vez que me abrazas. Y aquí sigo, Seguimos. Y creo que va para largo. Eterno.


Tu mente

Al final, de tanto darle vueltas, me di cuenta de que nunca sería capaz de entender tu mente.

No la entiendes ni tú, que un día lo ves todo blanco y te mueres por besarme y al siguiente todo es gris y te molesta hasta que respire. Que lo mismo me invitas a cervezas en casa que desapareces durante varias semanas.

Que todos tus «sí» pasan del «no sé» al «paso» en cuestión de nada. Te juro que me encantaría saber qué esconde tu cabeza, qué hace que todo parezca una cornisa muy alta. Y aun así siempre pienso en colgarme de tu boca.

Misterios para siempre.


Hola, mamá y papá

Tengo miedo. No se lo he contado a nadie, me cuesta reconocerlo. En el colegio no se portan bien conmigo. Algunos chicos se quieren hacer los graciosos y lo hacen a mi costa. Van en pandilla. Me señalan alguna vez cuando creen que no estoy mirando. En el recreo nadie me hace mucho caso. A algunos les creo indiferencia y otros simplemente no se quieren meter en líos.

Algunas mañanas, esos bocadillos tan ricos que me preparáis acaban pisoteados. Hicieron algún montaje con fotos mías en Internet. Yo no sé si los profes se dan cuenta, pero no me atrevo a decirles nada. Al fin y al cabo, no quiero más amenazas. Ni acabar dentro de una papelera como el otro día.

No entiendo qué me ven de diferente, si me encanta hacer cosas divertidas. Me siento débil. Me hacen sentir débil.

He cerrado los ojos un momento mientras escribía esta carta. Dicen en la tele que esto, por desgracia, es demasiado habitual. He decidido que voy a respirar, hacerla una bola de papel y meterla en la papelera. Voy a acercarme al salón y contaros toda la verdad.

Un día me dijiste, mami, que podía confiar en ti para todo lo que quisiera.

Voy a hacerte caso. No me rindo.

#Noalacosoescolar #stopbullying


Y tú también

- ¿Y cómo me ves tú a mi?

- Como un misterio.

- Ése es el cumplido más raro que me han hecho nunca.

- No es un cumplido. Es una amenaza.

- ¿Y eso?

- Los misterios hay que resolverlos, averiguar qué esconden.

- A lo mejor te decepcionas al que lo que hay dentro.

- A lo mejor me sorprendo. Y tú también.


¿Qué tienes que pensar?

El amor no se piensa, se siente.
Se siente o no es amor así de simple.
Espero que lo entiendas pronto,
porque no me voy a quedar aquí,
esperándote ni dándote tiempo para 
pensar algo que sólo se debe sentir.

Kelvin Clarus

Breve

Lo bueno de la vida suele ser breve.

Como un primer beso, 
desayunar pizza,
correrse,
ver una libélula,
una estrella fugaz,
o enamorarse tanto,
tanto tanto,
que todo el tiempo
del mundo
pasa a parecerte
demasiado poco.

Los dos amores

Dicen que a lo largo de nuestra vida tenemos dos grandes amores; uno con el que te casas o vives para siempre, puede que el padre o la madre de tus hijos... esa persona con la que consigues la compenetración máxima para estar el resto de tu vida junto a ella...

Y dicen que hay un segundo gran amor, una persona que perderás siempre. Alguien con quien naciste conectado, tan conectado que las fuerzas de la química escapan a la razón y les impedirá, siempre, alcanzar un final feliz. Hasta que cierto día dejarán de intentarlo... se rendirán y buscarán a esa otra persona que acabarán encontrando.

Pero te aseguro que no pasarás una sola noche, sin necesitar otro beso suyo o tan siquiera discutir una vez más... todos saben de qué estoy hablando, porque mientras estabas leyendo esto, se ha venido a tu mente, su nombre a la cabeza.

Te librarás de él o de ella, dejarás de sufrir, conseguirás encontrar la paz (le sustituirás por la calma), pero te aseguro que no pasará un día en que desees que estuviera aquí para perturbarlo. Porque, a veces, se desprende más energía discutiendo con alguien a quien amas, que haciendo el amor con alguien a quien aprecias.

Paulo Coelho


Aprender a decir que NO, es un lujo.
NO quiero, NO me gusta, NO tengo ganas.
Todo eso, es sano. Si el otro se ofende, es problema suyo.

La relación de pareja

El amor es una sentimiento que avala la capacidad para disfrutar juntos de las cosas, y no una medida de cuánto estoy dispuesto a sufrir por ti, o cuánto soy capaz de renunciar a mí.

Jorge Bucay

Desnuda en el espejo

Mientras el agua de la ducha empieza a ponerse más caliente y ella está totalmente desnuda en el espejo, suena una canción en la radio que dice: «Colmillitos afilados, cuéntales lo que te di».

Ya queda menos para el fin de semana.

Pretendientes nunca le faltan. De esos de sábado por la noche que le lanzan piropos a su escote. Podría dejarse llevar y tener algo. Pero mejor que no, si ni le sale.

Ay, cuánto tiempo ha pasado desde la última vez que consiguieron que volara. Eso sí era sexo de verdad. Que la derritan con un solo susurro y que lo demás pase a un segundo plano. Ganas de entregarse de verdad.

Volver a tener solo una hora para dormir antes de levantarse. Relamerse al recordarlo. Y el día entero pensando...

Y ojalá algún día deje de existir la soledad en su sofá por las noches.


Reina de las desventuras

Suena «People Help The People», y no me preguntes la razón, pero sales en mi mente. Me doy cuenta de que he perdido, pero eso no quiere decir que esté arrepentido. Yo también te dije que, si tenías días malos, me dieras la mano, que yo la sostendría. Y ya, ya lo sé, tú nunca pides ayuda. Que no hay nada que no puedas superar. Pero, joder...

No me cabe duda de que lo tienes todo para triunfar. Para ser feliz, esperemos. Que parece que todo va unido, pero no. Que los dos sabemos que tu sonrisa picara sale muy poco últimamente. Y menos mal, si no me hubiera enamorado el primer día.

Y estaría bien enamorarse de alguien que normalmente actúa con una frialdad que ni el témpano, pero seguramente volvería a perder otra vez. Y algún día dejarás que alguien se acerque un poco a ti, no seré yo, eso casi seguro. Te veré por las calles de la ciudad, de una mano. Todo muy atractivo, pero sin las caricias que hagan que no te quieras levantar nunca más.

Reina de las desventuras, yo seguiré repartiendo amor, sin recibir de ti nada. Sentado en los columpios de mi calle.


Que vuelva contigo

Me he parado a pensar, y creo que el amor es mucho más que sonreír y esperar a que nos quieran...

Hay que saber cuándo tienes que ir a recuperarle esa sonrisa que no le sale.

Y no esperar nada, agarrar el abrigo más gordo y calentito y salir a buscar a esa persona que no se encuentra. Y que vuelva contigo. 


miércoles, 20 de febrero de 2019

FEBRERO

#1 No creo en la gente que abraza sin apretar. Ni en los libros que no son de papel. Ni en los abandonos de animales. Ni en besarte sin temblar.

#2 Quiero la verdad. Probablemente no me guste o no sepa manejarla. Pero déjame ser yo quien decida qué hacer con ella.

#3 El perfume también trae recuerdos.

#4 La vida necesita menos Whasapp y más visitas inesperadas.

#5 No olvides cuidarla. Por si mañana te toca imaginarla.

#6 Sonreímos todo el tiempo que pasamos juntos. Sólo por eso, valió la pena.

#7 El mundo es tan complejo y maravillosamente carente de sentido que ser feliz no es cuestión de suerte, es arte en estado puro.

#8 La belleza de un hombre está en sus actos, no en su físico.

#9 Quien no arriesga, no gana. Pero si juego, ten en cuenta que soy de las que se la juegan hasta el final.

#10 Si tienes que elegir entre mi y alguien más, no me elijas a mí. No acepto ser una opción y tampoco quiero pasar mi vida pensando que quizás te cuestionas si tomaste la decisión correcta.

#11 Al final Caperucita, también está harta de tanto cuento.

#12 La chica que no le gustan que le regalen flores.

#13 Que no te falten camas y prefieras mi sofá...

#14 Todo es más bonito cuando no se habla ni de fechas ni de nombres, cuando todo es inesperado y no se llama de ninguna manera.

#15 Hay personas que brillan sin ser estrellas y silencios que separan sin ser kilómetros.

#16 Hay que ser felices, no perfectos.

#17 Que cobardes somos al sentir tanto y demostrar tan poco.

#18 Madurar es entender que el otro te quiere como puede, no como tú quieres.

#19 No hay cobertura de boca a la mía.

#20 Tápate un poco el corazón y que te quieran antes de tocarlo. No enseñes tan pronto lo mejor de ti, que quien lo quiera luche por alcanzarlo.

#21 Vive a base de sonrisas de galería y escudos en el pecho.

#22 Ser sexy es un estado mental que no depende del tamaño de tu cintura.

#23 Y cuando menos te lo esperas, ya no eres. Fuiste.

#24 Había una princesa que se salvó sola. Fin.

#25 Que tu vida no cambie por estar conmigo, simplemente me añades a todo lo bueno.

#26 Dejarse querer también es de valientes.

#27 Ella es muy ella. Me explico: ella es muy ella y se comparte con muy pocos.

#28 Respétate lo suficiente como para entender que para que te quieran a medias, es mejor que no te quieran, que para eso ya estás tú.