domingo, 27 de octubre de 2024

Ataques de domingo

 Como comenté hace unos días, no me encuentro. Ataques de pánico o ansiedad bastante a menudo. Carreras de las que corres, sudas y no llegas. El aire que tomas no es suficiente para vivir. Y el dolor en el pecho es permanente. Tanto, que sientes que te mueres. Un compañero del trabajo dice que pienso demasiado. Si él supiera la mochila que cargo... Antes era capaz de dominar mi ansiedad. De parar, pensar e identificar estos ataques. Ahora son ellos los que me controlan a mí. Los pensamientos negativos pasean por mi mente sin poder controlarlos. Tengo miedo de que no haya nadie al volante y mi vida se esté convirtiendo en un viaje a la deriva. 

Necesito muchas cosas, tantas, que es imposible llegar a todas. Mi ancla es Helena, como ya sabéis. La que me mantiene con los pies en la tierra y la que me detiene ante una huida a quién sabe dónde. Ayer... Focalicé en mi marido, es decir, me dediqué a probarme en la cocina, en hacer un festín porque era sábado. Me dediqué a darle cariño con pequeños detalles después de un duro día de trabajo. Publicando un estado de nuestro mejor momento. Haciéndole ver que él también es importante.

Pero algo hace estallar dentro de mí un fuego que inicia una guerra. Unos miedos que me hacen querer desaparecer, correr, buscar otro camino, apagar el teléfono y abandonarlo, dejar que suene. Ausentarme y que nadie piense en mí, ni se acuerde. El estar frecuentemente mala, tampoco ayuda. La rutina, los problemas del día a día, se convierten en un desgaste absoluto. Y ya es domingo. Apenas me he enterado del fin de semana tan vacío que he tenido. Intentando limpiar a conciencia mi casa para limpiarme a mí por dentro. Es una manera de hacer terapia. Colocar lo de fuera a la vez que lo de dentro va tomando su lugar. Un finde que ha sido como un chasquido de dedos. Un tiempo que he perdido o dejado perder, porque estoy igual o más cansada que el domingo.

Un domingo en el que prefiero la soledad de mi casa y no la compañía de nadie. Mi ordenador, mi serie y ya, mientras duermo a la bebé. Ella es feliz. No para de sonreír. Tiene la sonrisa más bonita del planeta. Y es el sueño por el que se merece vivir.



sábado, 26 de octubre de 2024

TRASCENDENCIA

 ¿Has oído hablar de este concepto alguna vez? Trascender es salir de ti,  hacer por el otro, practicar la generosidad y el cuidado. Es crear algo más grande que tú.

Es que en cada pensamiento y acción, haya una consideración de equipo (por arte de los dos).

Es encauzarse y salir del desvío cuando levantas la cabeza y te das cuenta de que estás metido en ti mismo y no estás viendo al otro.

Hemos pasado muchísimos momentos complicados, pero los sostenemos porque una de nuestra manera de trascender es desear construir una familia eterna juntos, es construir un hogar para nuestros hijos, es vivir en familia. Pero ese objetico solo es plausible si en el día a día hay cuidado aunque haya enfado, desilusión o frustraciones.

¿El secreto? Encontrar a alguien que quiera trascender a tu lado, porque la vida es muy complicada, te quita y te da inesperadamente, el crecimiento de ambos puede ir en direcciones muy distintas, pero tener metas más grandes que vosotros ayuda a sostener los huracanes de la vida y que en ellos haya amor.



jueves, 17 de octubre de 2024

Me echo de menos

 Hoy ha sido un día bueno en el trabajo, de los mejores. Ha sido un día bueno con Helena. No están siendo malos con Javi como pareja, que ya sabéis... Altibajos es lo normal. Maya parece que mejora de su ojo, pero muy lentamente. Una nevera llena. Pero me falta algo. Y no soy ambiciosa. Me falto. Me falta arreglarme, ponerme guapa para mí, dejar el chándal y la coleta a un lado. Volver a ser la de las fotos que era antes y no por nadie, sino por mí. Me falta un finde tranquilo. Con planes para mí que no es lo mismo que sola. Yo no necesito una vida sola e individualista, ni una vida aparte de la maternidad. Mi vida está junto a mi marido, mi bebé y mi perra. Pero sí necesito planes de los que me gustan a mí y compartirlos con ellos. ¿Sabéis cuál es mi sitio favorito? Soy rara, lo sé. Las librerías... Las bibliotecas. Los lugares con literatura, historias, aventuras, magia... Aquellos lugares que te sacan de tu vida, de sitio y te hacen viajar más allá que tu propia imaginación. También me encantan los museos.... Hubo una temporada que vivía en ellos. Dejar que la historia me envuelva y me permita aprender a no cometer los errores que otros hicieron en el pasado.

Y un secreto muy pocos saben... lo que me gusta viajar... Conocer sitios, lugares nuevos, costumbres y sociedades diferentes a las que tengo en mi día a día. Aunque, siendo sincera, mi gran persecución son los castillos... Vivo enamorada de ellos. Mi mente pinta historias que no pararía de escribir dentro de ellos. Y encima es mi estación favorita del año... El otoño me parece que da el encanto adecuado a cualquier lugar para parecer asombroso.

Y sí, puede que eche de menos mi pueblo, mi lugar en el mundo. Aunque es difícil acceder con estás lluvias y este temporal, pero se me pasa por la cabeza bastante a menudo. 

Todo esto me gusta compartirlo con los míos. No quiero planes sola, no quiero ponerme guapa para otros, no quiero visitar un castillo sola... Quiero a mis compañeros de vida llenando álbumes de fotos.



domingo, 6 de octubre de 2024

No soy tinder

 Hay algo que os quiero comentar que me pasó ayer y que me gustaría hacer reflexión de ello. Me escribieron a través del blog, un chico muy majo. Os intento contestar a todo el mundo. Es la magia del blog, llegar a cuántos más mejor y ver que lo que nos pasa, no es tan diferente a lo que le pasa al de al lado. Crear una comunidad de apoyo donde podamos expresarnos libremente y sin hacer juicios de valor. Puedo decir alto y claro, que a día de hoy, así es. No ha habido una palabra más alta que otra y todo se ha llevado desde el más puro respeto y no puedo estar más orgullosa de lo que significa "Desde mi ventana" para todo el que participa en ella, leyendo, poniendo un comentario o compartiendo.

Este chico creía que podía ligar conmigo por tener una conversación sobre el machismo. Os lo concreto porque de ahí viene la reflexión. En principio, que genial eres, que abierta eres. Piropos a patadas. Ahí yo ya me empecé a sentir incómoda. Y cuando zanjé lo que creía que había que zanjar. Me llamó machista. 

Querer a mi marido. Tenerle un respeto, no es ser machista. Es ser persona respetuosa con la persona que quieres. Respeto todo tipo de relaciones, poliamor, relaciones abiertas, todo aquello que se haya consensuado entre los dos, y que no deja de ser algo de dos que nadie debe opinar. En mi relación, tener una conversación donde uno de los dos está recibiendo piropos que no corta, o lanzando piropos a alguien, para empezar, me parece una falta de respeto.

La infidelidad, que es otro tema del que se habló, bajo mi opinión (siempre mi opinión y no tiene por qué ser acertada y verdadera), no es solo que llegues y te acuestes con alguien. Creo que poca gente llega y besa el santo. Creo... Pero antes de que ocurra eso, hay un teléfono que se ha dado, hay unas conversaciones que no se han zanjado y no se han dejado claros algunos términos, hay unas citas o quedadas que no deberían haberse producido. Creo que hay muchas cosas previas al sexo que yo considera ya una falta de lealtad, de respeto y por qué no, de fidelidad.

Es una mera anécdota de ayer, pero con ello quiero dejar claro que no es tinder esto. Que la libertad de cada uno ha de respetarse, que no porque yo cuelgue una foto te tiene que dar pie a que me invites a pasar la noche de mi vida. Porque es ahí donde creo en la igualdad y en la libertad de la mujer. Por lo que no me considero machista en absoluto. Colgar la foto que yo quiera, salir a la calle vestida con quien quiera o poder hablar con quien yo quiera... Eso es libertad, pero sabemos que acaba donde empieza la del otro. Y que pasar ciertos límites es una falta de respeto, en este caso un matrimonio, a la otra parte de la pareja. Si este chico creía que esto es ser machista... Debería estudiar y leer un poco más.

Es más, tengo tanta confianza en lo que hago, en a quién escribo, en lo que hablo, que todos mis aparatos informáticos, tablet, móvil, ordenador... Están mis cuentas de redes sociales abiertas, al alcance de mi pareja en cualquier momento. Y como decía él, es que para hablar.... Es que para hablar tengo amigos y a mi marido, es que para salir, salgo con mi familia que incluye a mi marido, es que mis amigos se componen de todos ellos y mi pareja. Y ya os digo, que es tal la confianza que tenemos que somos capaces de tener nuestro espacio dentro de nosotros. No os vayáis a pensar que estamos como lapas a todas horas, hay a veces que ya me gustaría que Javi se me pegara más. 

Por favor, antes de opinar o etiquetar a alguien que no conocéis, Pensar, razonar e incluso, si no os gusta, no fluye, no os caéis bien. Daros media vuelta y adiós. Pero no faltéis al respeto tan a la ligera. Es muy injusto.




Metas imposibles

 Al final, en el anterior post no he dicho ni la mitar de lo que pretendía, no quería ensuciarlo con opiniones que te tienes que comer de otras personas que llevan la maternidad opuesta a mí. Yo no digo que mi manera sea la mejor, ni la adecuada, ni mucho menos. Es mi experiencia y son mis sentimientos con los que lo estoy viviendo. Helena para mí es mi vida entera. La casa sin ella, es... Tristeza. Yo no voy contentísima a dejarla en el cole. No soy así y escribo... Cómo lo estoy llevando, sin más. 

Dejando eso de lado. Sí, el día 25 empecé en un nuevo trabajo. Trabajo de oficina a tres minutos andando de casa. Quién diga que el trabajo no viene a buscarte a casa... Pues otro bocazas. Qué cansada estoy de la gente que habla, habla y habla con la verdad en la mano. Pero, ¿qué verdad si cada uno tenemos la nuestra? Afortunadamente.

Pues sí... De lunes a viernes, de 9 a 2 de la tarde... Lo mejor para estar con mi bebé. El ambiente según llegué es maravilloso. Creo que nunca en la vida, he encontrado un ambiente ni siquiera similar. Y se está bien... Hasta que se crean altibajos que no sabes muy bien por qué, a una le da un flush, otro te da una charla, otra cambia el mobiliario, los sitios, los compañeros. Necesito también un poco de tiempo para adaptarme y conocer cómo es este curro, que al final es el que paga las facturas. Pero soy incapaz de hacerlo bajo un examen y una vigilancia continúa. Hoy se me caían las lágrimas al salir del trabajo. Las condiciones son perfectas, pero yo no. Estoy muy blandita (todo explicado en el post anterior... O casi). Pero creo que no termino de cuadrar y creo que ellos también lo saben. Dudan de cada acto o movimiento que haces. Y no te permiten ni un suspiro. No debes decirlo porque se contagia. ¿Se contagian los sentimientos? Si ellas y ellos... Supieran que las lágrimas son de lo que dejo en casa, de las batallas que libro en mi corazón... Quizás examinarían un poco menos, y por qué no decirlo, opinaríamos mucho menos. Hay cosas que duelen cuando nadie te conoce y te hace un traje. Hay cosas que llevan doliendo toda la vida. Y vas con tus marcas de guerra. Si hablas porque hablas, si no lo haces es porque estás desanimada. Solo quiero trabajar, sin sentir que todo lo que dices, hablas o haces está mal. 

He conocido a un compañero. No confundamos, Javi sabe de ello, que luego todo se malinterpreta. Él es el mejor de ahí, y cuanto más le conozco, me parece que sigue siendo el mejor de ahí, no sólo como trabajador. Son esas personas que aparecen como por arte de magia para salvarte. El salvavidas que necesitas cada mañana para pensar... Venga, es un día más... O un día menos, depende de cómo te guste contar. ¿Creéis que necesito tiempo? ¿O dejarme guiar por mi instinto y aceptar que ese no es mi sitio?

Pues eso, ese apoyo que he encontrado en él, ¡me lo han quitado! Porque hablamos, es como volver al colegio. Es lo que yo haría en la clase de infantil. Pero si tengo un mundo por delante del que no entiendo ni comprendo nada. ¡Cómo no voy a hablar! Además es, como he dicho, majo no, lo siguiente. Es un amor de persona al que le encanta la ropa (bueno, algo sí que hemos hablado), pero no considero que intentar cuadrar en un sitio nuevo y que alguien te preste su mano para que la adaptación sea más sencilla, requiera un castigo de niños.

No llevo bien los cambios y mi personalidad perfeccionista me exige más que las propias jefas. Sé que soy mi peor enemigo. Lo sé, y desde que tengo uso de razón. Todo cambia cuando eres mamá. Las prioridades dan la vuelta y ella y sus necesidades son lo primero aunque tengas que tragar sapos y culebras. Dejaré que los días sigan sus curso... Y dejaré de perseguir metas imposibles.



viernes, 4 de octubre de 2024

Mamás en adaptación

He esperado un mes para poder hablar de este tema y no llorar mientras escribo. Y he hecho bien en esperar para que este post suene más contundente.

Ha sido la peor adaptación que yo he tenido en la vida. Y digo yo, porque Helena es mucho más fuerte que yo y lo ha llevado prácticamente bien. Los primeros días lloraba. La separación... Qué no voy a saber yo de esto. Lo que ocurre, es que las adaptaciones yo las pasaba justo al otro lado. Yo era la profe que aguantaba a veinte niños llorando a la vez. A algunos no les podía tocar, a otros los tenía encima todo el rato y así día tras día... Cada periodo de adaptación es mundo. No tiene nada que ver un año con otro, ni un grupo con otro. 

Para mí sigue siendo duro llevarla al cole. Lo he sentido como una traición a mí hija, y la culpabilidad con la que lo he vivido, creerme, no tiene palabras.

Empecé con un grupito de mamás, que cada una lo llevaba a su manera, creo que como podíamos cada una en nuestro interior. Para mí han sido mi tila, mi valeriana. Cada una ha puesto en mi algo para que yo pudiera sobrellevarlo, y juraría que ellas ni son consciente de ello. Y les tengo tanto que agradecer a esos momentos juntas, a esos cafés de los que me he quedado descolgada por un trabajo que necesito y que no me gusta... Qué no voy a mentir, me siento desplazada, desubicada, perdida en todo lo que respecta al cole de Helena. Pero es que creo que debo darles las gracias porque a día de hoy y sin apenas conocerme... Están a solo un WhatsApp de mí, y eso hace que me sienta mejor, arropada y de alguna manera, protegida. 

Las mamás no somos superheroínas, pero nos hacen serlo. Sobre nosotras llevamos nuestra carga y la de nuestros hijos, y a veces, la de la familia entera. Contar con gente tan maravillosa, es un lujo. Desde aquí, agradecerlo siempre... Siempre.