Es extraño pensar que llevo un mes sin verte. He visto la luna nueva... pero a tí no, he visto atardeceres y amaneceres, pero ni sombra de tu bello rostro. Los añicos de mi corazón roto son tan pequeños que pasarían por el ojo de una aguja. Te añoro como el sol añora a la flor, como el sol añora a la flor en lo más crudo del invierno. En vez de dirigir su luz a la belleza, el corazón se endurece como el mundo congelado en que tu ausencia me ha sumido. La esperanza me guía... Es lo que me da fuerza de día y, sobre todo, de noche. La esperanza de que, aunque te hayas ido de mi vista, no será la última vez que pueda contemplarte.
Si pudiera pedirle algo a Dios, sería que parara la luna... que parara la luna e hiciera que esta noche, y tu belleza, fueran eternas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.