miércoles, 9 de abril de 2014

Una tal soledad

Chicas que se sueltan la melena y se encojen la falda, que van pidiendo guerras y batallas, las cuales no se atreven a pedirlas con palabras. Buscan en medio de pistas de discotecas príncipes azules que las lleven a la cama y que por la mañana comiencen su cuento de hadas. 
Ellas sueñan con una historia de amor surgida de una noche de pasión, pero ellos ponen fin al día en cuanto te subes la cremallera de tu mini-falda y sale el sol por la mañana.
Te indignas porque no sabes que salió mal, qué pasó para que salieras de aquella habitación con los primeros rayos de luz. Y lo sabes bien, en el fondo, lo sabes. Sabes perfectamente que él se destiñó mientras se corrió, manchándote de pasión sin amor, proporcionándote una noche de placer, sin más juegos como ves. Mientras en él veías una vida vacía con demasiadas expectativas. 
Chicas desesperadas, hartas de ser acompañada por una tal soledad, en busca de un amor infinito que viaje con ellas más allá de todos los sentidos. 
El amor llega sin ser llamado, casi sin ser visto y es totalmente inesperado. El amor no está en una noche de besos y cama, el sexo a veces es sólo un juego y otras, un engaño de falsas esperanzas.


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