Aquella brisa del atardecer de verano que fue mágica para los dos, escondía nuestro romance y nuestra ilusión, además de miles de preguntas que quería hacerte con sólo mirarte, cómo la de si podría dormir contigo para alcanzar lo más alto, mientras me decías "te quiero" susurrando.
Pero no pude, me quedé muda al pensar que te podías reír de mi inexperiencia. Maldigo las dos palabras que fueron la causa de que nuestra historia se convirtiera en un recuerdo en el olvido.
Cumplía yo los 18 y estrenaba ese vestido sólo para ti, pero no te encontré, allí ya no estabas. Pero alguien se acercó a mí, con el mismo olor que tú, con ese aliento que temí perder y con es sonrisa que jamás olvidaré. Me pediste bailar y yo tonta accedí, estando de nuevo muda para decirte las dos palabras que condenaron a nuestra historia al olvido.
Tras tres veranos después nos volvimos a encontrar, pero todo había cambiado... quise decirle que ya era tarde, pero de nuevo no tuve fuerza para decírselo, así que lo dejé pasar y bailé con él la última pieza en la última fiesta. Y esta historia siempre sería un recuerdo en el olvido...
Relato basado en la canción "Un Recuerdo en el Olvido"
de Paula Rojo
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