El silencio acude a la noche, en la que la voz de los problemas grita más, desafinando, haciendo explotar nuestros tímpanos, haciéndonos vibrar sin permitir que el sueño venga a nosotros. El ruido es la cura de todo, el amanecer y la luz de tantos problemas que pasean por nuestras mentes solo estando a oscuras. Es por ello el miedo a la oscuridad. Cierra los ojos, y siente tu corazón, solo los incansables latidos de tu corazón, escúchale. En él encontrarás ese amanecer, despejado de nubes y tormentas que nos dan dolor de cabeza.
Patricia Izquierdo Díaz
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