No hay personas ni tan buenas ni tan malas. No te puedes fiar de tu amigo, fallará. Nadie es perfecto. Unas buenas palabras solo convencen al más estúpido. Todo el mundo ya habla del individuo, de la persona en particular.
Yo también busco mi camino y quien me acompañe, bienvenido será. Jamás prometí un largo viaje, ni pedí compañía. Como en todo trayecto, la gente viene y va, sin esperar nada más.
Intentas abrir tu corazón, pero siempre alguien te lo cierra. Nunca cuentes un secreto o dejará de serlo. Nadie te espera. Estás solo en el mundo, rodeado de personas viajeras, como tú, como yo... Nadie es eterno, nadie se queda a nuestro lado, todo se acaba.
El que dice que da sin recibir, miente. Todo el mundo se cansa de dar, y no recibir. Mensajes ignorados, excusas baratas que no llegan a cuento... ¡Cansada, estoy de ir de semejantes mentiras! Piensan que uno es tonto... y es que piensa el ladrón que todos son de su condición.
Ya es tarde. La noche llega. Que paren el mundo, que yo me bajo... Total, nadie me espera.
Nada es eterno, nada dura dos primaveras, siempre acecha el invierno y siempre nos pilla buscando el calor del verano. Como ya he dicho antes. Estoy cansada de tanta pardilla suelta, de tanta lerda que va de sabia por la vida... y no sabe, que todos morimos siendo aprendices, que nadie aprueba los estudios de la vida, y ésta es a veces tan cruel, que no te permite repetir ni un año, ni una estación, ni un mes, ni una era.
Somos nosotros los que nos empeñamos en caer con la misma piedra, en perseguir amores que duelen, en mendigar amistades que no convienen, en vivir de recuerdos pasados, vivir anclados en momentos felices, y nos olvidamos del presente... y es que él, tampoco te espera.
Patricia Izquierdo Díaz
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