Me lo había advertido.
"Me perderás de vista el día
que no salte un antílope en mi pecho".
Nos vimos en 13 ocasiones.
Ella era un bosque y yo solo un jilguero
pero la leña se fue mojando
y las últimas veces parecimos
2 leones heridos.
"Lo siento" me dijo. "Cuando escribas
sobre esto habla de mí
y di que conociste a una mujer
que te invitó a volar
y que no cometió la vulgaridad
de que dejar que encontraras lo mismo
en otros ojos".
Se levantó como un cisne,
recogió sus medias del suelo
y cerró la puerta.
Marwan
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