Yo mismo soy esa ciudad en la que no consigo encontrarme,
un barco que entra cansado en un puerto llamado ayer.
Regreso a mí y aparco el coche como quien pregunta
si ese es el lugar donde le gustaría estar.
Todas las respuestas son no.
Me falta una piel a corto plazo,
sentir el murmullo de la vida de vuelta en mis cuadernos
y dar con una respuesta capaz de transformar
miles de cristales rotos en botella,
como si un ojo fuera capaz de reabsorber la lágrima.
Imagina una máquina segadora
que al avanzar por un terreno seco y gris
lo tradujera al instante en un campo de magnolias.
Imagínalo. Entonces podrás entenderme.
Me gustaría que fuera de otro modo,
no pertenecer a esa generación que tiene prisa
por llegar pero no sabe dónde,
no buscar aliviar en colchones ajenos mis fracasos propios,
salir de la península de la tristeza permanente.
Demasiadas preguntas, demasiados deseos,
demasiado tráfico en mi cama.
Marwan
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