Te dejo la Vía Láctea en la ventana
y un mar embravecido en la bañera,
elige tú la estrella más lejana
y sube; yo te pongo una escalera.
Le añado un día más a la semana,
decide tú vivirlo a tu manera,
de noche te dibujo una mañana,
la aurora boreal en tu cadera.
Te elijo a ti entre todas las mujeres
por ser mi faro en llamas, mi consuelo,
mi guía en la tormenta, mis placeres.
Tu insomnio me provoca a mí el desvelo,
si sangras tú, ya ves, también me hieres.
Me has convertido, amor, en tu gemelo.
Luis Ramiro
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