Hoy car una gran tormenta sobre Madrid,
como la que nos empapó, hace ya tantos años,
por las calles de Huertas.
Tú y yo corriendo, calados hasta los huesos
pero muertos de risa. Y vivos de amor.
Después de aquéllo, siempre camino solo bajo la lluvia.
Nunca llevo paraguas.
Hay recuerdos que me niego a traicionar.
Luis Ramiro
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