miércoles, 20 de enero de 2016

Casi otoño

Ya dejé atrás la isla.
La hora menos.
El azul de las tardes de verano.

Hoy tengo la mirada clara.
Piel de mar.
Y más ganas que ayer
de volver a follarte
cubierta de salitre.

Guardé en la maleta 
el océano que encontré entre tus piernas,
la humedad marina de tu cama,
el dorado del sol de agosto en tus pechos.

Te voy a esperar sentado
sobre los versos de sal de este poema.

Ya caso es otoño,
no tardes.

Diego Ojeda


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