Me temo que los follamantes no saben que lo son hasta que es demasiado tarde. O demasiado temprano.
Con ellos, el tiempo es otra cosa, un material tan elástico que si acuerdan reunirse por una hora, esa hora se convierte en catorce y todavía se quedan con hambre.
Porque sospecho que se alimentan del tiempo que le quitan a otras actividades, y lo paladean como a un manjar exquisito. Pero esa teoría es material para otro informe, que ahora están comenzando otra vez a follamar, y como me he disfrazado de sofá y están tumbados sobre mí, me temo que la letra saldría movida.
Muy movida.
Carlos Salem
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.