Querido inglés:
Nuestra relación no va a ninguna parte. Después de tantos años juntos, seguimos sin entendernos. A veces incluso, por más que te escucho... y te leo, no acabo de sacar un mensaje claro. Y es que, cuando te pones americano, ¡no hay quién te aguante! Pero casi es peor cuando te pones hecho un finolis estirado.
Mucho poner normas y normas, que al final no cumples ninguna. Porque siempre me pillas con alguna excepción que te sacas de la manga, y es que yo, soy cuadriculada. Lo que es, es. Si te digo blanco, espero que sea blanco, y si es negro, negro. No me vengas con tu gama de grises.
No hay una comunicación clara después de tantos años y mira que contigo hablan miles de países, pues debo ser la única a la que no le gustan las galletitas con té. Lo siento, no me gustan nada. Prefiero una buena siesta a esas horas o incluso una película mala de esas que ponen a las cinco de la tarde en antena 3.
Esta visto que jamás nos llevaremos bien, pero esta claro que yo te necesito más que tú a mí. Te tengo presente en el trabajo y en sus entrevistas para conseguirlo. Te tengo presente en anuncios, canciones, en la radio de mi coche, en mi ordenador, en mi móvil y todas sus aplicaciones...
Estamos destinados a pasar una vida juntos nos guste o no, así que vamos a intentar llevarnos bien este mes, en el que convivo contigo ¡cuatro horas diarias!
Para ser pijo y estirado, te has hecho un ocupa en mi mente, en mi casa, y tengo que ir por ti a una academia. Vamos a tomarlo como una terapia de matrimonio.
Bueno, querido inglés, voy a seguir estudiándome todas tus reglas, excepciones, palabrejas impronunciables y esa forma de escribir tan a lo loco que no concuerda nada con lo que hablamos. ¡Qué no te entiendo, vaya! Sé que será misión imposible, pero mira, yo apruebo y después te marchas. Que yo soy más de ¡olé, olé! Y sólo Madrid, ya te queda demasiado grande. Además me preocupo por tu piel, aquí hace demasiado sol para que vivas en verano a mi lado. No, no. Cada uno en su lugar que la suerte está en todas partes.
Me parece que seguiré luchando un poquito más por ti, te lo debo por todos estos años, pero no te acostumbre, el carácter español se acaba imponiendo a las pastas con té.
Patricia Izquierdo Díaz
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