Me encanta la lluvia que veo desde mi ventana. Hace que me relaje, que mantenga la mente en blanco. Me hace viajar a mundos desconocidos, pensar en el pasado y borrar aquello que hace daño. El agua permite limpiarse, renovar, al igual que las lágrimas. Cuando llueve nada duele, se hace el silencio interrumpido por el sonido de las gotas de agua cayendo al suelo con fuerza.
Ahí va un rayo, y lo sigue el trueno. Una pequeña luz que ilumina aquello a lo que tememos. La lluvia es la protagonista de muchos poemas, es el marco de muchos cuentos. Es el fondo de todas las escenas de películas míticas, La lluvia llega, calma, y te ofrece un nuevo día soleado, un nuevo día en el que empezar algo. Incluso te ofrece un arco iris con todos los colores para que comiences a pintar un lienzo en blanco.
Ponemos en cuentakilómetros a 0.
Patricia Izquierdo Díaz
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