Vuelves del baño con tu jersey de cuello vuelto y tus pantalones tan modernos. Te encantan tus zapatillas. No te lo digo nunca, pero qué guapo estás con barba. Hace frío fuera, qué bueno que vinimos.
- ¿Has llamado a casa? ¿Cómo están?
- Asados de calor - contestas.
¡Maravilloso agosto en Buenos Aires! Por la ventana se ve La Boca con sus colores. Acento, vaho y bufandas en la acera. Calor, mate y lectura en la mesa del café donde estamos. Te observo mientras estás encontrando en el mapa programando las visitas de hoy. Crees que estoy estudiando pero solo te miro. Me encanta hacerlo cuando no te das cuenta, te quiero más que cuando me haces caso. Pero menos que cuando me haces reír. Adoro tu manera de colocarte las gafas con los deditos tan tiesos. Ya no me acuerdo de cuando no te quería.
- ¿Nos casamos? - Levantas la vista despacio, te retiras las gafas que se mojan con una lágrima.
- Claro -me dices- ya es hora.
Tu seguridad. Por eso te quiero.
Samir Abu-Tahoun Recio
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