No te voy a pedir que me des un beso. Ni que me pidas perdón cuando creo que lo has hecho mal o que te has equivocado. Tampoco voy a pedirte que me abraces cuando más lo necesito, o que me invites a cenar el día de nuestro aniversario. No te voy a pedir que me digas lo guapa que voy, aunque sea mentira, ni me escribas nada bonito.
Tampoco te voy a pedir que me llames para contarme qué tal fue la noche, ni que me digas que me echas de menos.
No te voy a pedir que me rías las gracias, ni que hagas el tonto conmigo cuando mis ánimos están por los suelos, y por supuesto, no te pediré que me apoyes en mis decisiones. Tampoco mil historias que contarte. No te voy a pedir que hagas nada, ni siquiera que te quedes a mi lado para siempre.
Porque si tengo que pedírtelo, ya no lo quiero.
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