Cuando vemos a una chica que dice palabrotas, que come sin parar, que viste con lo primero que pilla, o que habla de sexo sin tapujos, decimos que esa chica se comporta "como un hombre". Eso es así porque estamos acostumbrados a que las conductas liberadas, hablar de sexo, comer lo que queramos, hacer lo que queramos, sólo hayan podido hacerlas los hombres. Y asociamos inconscientemente el hecho de no estar limitados o no estar censurados al actuar, con "ser un hombre".
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