Cuéntame, ¿cuánto daño estás dispuesto a causar antes de dejar de reconocerte? ¿Cuánto puedes soportar, qué peso debe tener la suela de la bota para que la sientas aplastándote?
¿Por cuánto, cariño, dejarías de ser un títere del títere de ti mismo?
Dime, si lo sabes, ¿cuándo la humanidad dejó de serlo?
Si lo fueras alguna vez, o cuándo dejó de ser lo importante. Lo único que otorgaba el sentido.
Regamos el fuego animal creyéndonos, por supuesto errónemeante, por encima de algo, de alguien.
Siempre fui de pedir perdón y ganarme los gracias pero, mira ahí fuera, cruza la ventana ¿con qué cerilla nos encenderemos las velas si ya no nos queda ni un chasquido para acabar el truco, para terminar con la broma?
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