Me gustan tus puntadas,
lentas, suaves,
cosiendo con delicadeza
las heridas abiertas.
Me gusta mirarte mientras enhebras,
susurrando versos.
Me gusta cuando tu aguja
se desliza entre la piel
y el hilo corre a través de lla.
Me gusta perderme en ti
mientras te miro curar a besos
los pedacitos maltrechos.
Mago de las costuras del alma.
Puntada a puntada
haces invisible el agujero.
Ya no supura.
Comienza a latir de nuevo.
Y en tu abrazo, meciéndome,
todo sana en un instante.
Cierro los ojos.
La aguja dentro.
Cosiéndome.
María Guivernau
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