Tiempos difíciles, amor. Son tiempos duros
en los que viene el corazón hecho pedazos.
La espera de los días, cuando ya todo muere,
es un largo camino que conduce al pasado.
Aquí, a tu lado estoy como si todo fuera
una canción, tristeza, en los cortos latidos.
La vida se nos cuela entre voces y versos.
La vida es un instante que ahora siento más mía.
Para amarte, mi amor, para que todo cambie
quiero enviarte besos, mil rosas amarillas,
detenerme esta noche en tu cintura abierta
y recrear el mundo que cabe entre tus manos.
No habrá teléfonos diciéndome tu nombre.
Ni podemos soñar con los viejo amantes.
El pan de cada día no tiene el hambre ahora
de aquellos años puros cuando el hombre nacía.
Me refugio en tu sangre para vivir sin sueño.
Me detengo en tu breve cintura y se desatan
los minutos gloriosos cuando era la esperanza
el vino de los pobres y el mañana más cierto.
Y despierto a tu lado, mientras el mundo sigue
como un perro sin amo, golpeado y herido.
Pero habrá otro mañana. Lo veo en la sonrisa
de los niños que vienen a tu cama a buscarnos.
Rodolfo Serrano
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.