Dejamos de vernos.
La vida me la arrancó de los ojos
y como explicarlo,
se me quedó un hueco con su figura en la mirada
con la forma de su cuerpo tallada,
como si la realidad la hubiera sacado a empujones de mis ojos,
hasta vaciar el hueco que ocupaba.
Desde entonces se me hace grande la ciudad
porque todo consiste en no encontrarla,
ningún cuerpo encaja en esa vacante que dejó en mis retinas,
algo así como el zapato de Cenicienta
pero con su cuerpo y mi morada,
como un puzle que se completa solo si la miro.
Ningún perfil se ajusta
nadie tiene su tamaño
nadie rie como ella.
Me he intentado meter a otras mujeres en los ojos,
encajarlas a la fuerza,
pero no sirve de nada.
Nadie cabe en los ojos de un amante
que solo espera la figura de su amada,
no hay curva ni modelo ni regalo
que los pueda rellenar.
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