Contemplo desde un bar
a los adolescentes saliendo del colegio.
No parecen del todo felices,
más bien inseguros y asustados.
Me gustaría decirles
que una vez fui como ellos,
y que ahora, después de tantos años,
soy moderadamente feliz,
un hombre más seguro
y ya le tengo miedo sólo a muy pocas cosas.
Y aún así,
creedme, daría mi alma
para volver a ser
(aunque fuera por un instante)
otra vez uno de ellos.
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