Ayer fue un día de mierda, del que hoy no queda nada.
Tengo que agradecérselo a dos personas: una es mi tía Ana, y otra, por supuesto es mi Belén (mi auténtico 112).
Bien, mi tía solo con verme la cara, sabía que algo pasaba. A todo el mundo le pasa eso, el que me conoce un poco, sabe leerme lo que llevo dentro. Me parece alucinante. ¡Al tema! Qué nos vamos.
Hablamos sobre lo que la gente, la sociedad y las familias nos inculcan desde pequeños, cómo llega afectar esas opiniones, como nos desarrollamos y crecemos rodeados de ese ambiente. Pues no siempre bien, aunque intentamos pensar que las familias lo hacen con la mejor intención. Pero no siempre sale bien.
Nos enseñan a estudiar, a estudiar una carrera, a encontrar novio, a casarte y a tener hijos. Cierto que en mi caso, el gran deseo de mi vida, es tener hijos, un par por lo menos. Me encantan los niños y hacer realidad la experiencia de ser madre, es conseguir sentirme plenamente realizada. Lo que llevo mal es el proceso (no el sexual, que es una de las mejores partes). Sí, nos creemos muy modernas, vamos por la vida siendo unas guerreras, vamos siendo quien no somos, y la verdad, es que todas buscamos un príncipe azul, en general, yo no lo llamaría así, porque según mi experiencia, todos ellos destiñen. Pero sí a alguien. ¡Joder! ¿Y por qué? ¿Por qué una mujer no puede ser feliz estando sola? ¿Por qué no puede comprarse una casa, un piso o un barco ella sola?
Porque siempre esperamos a esa persona especial. ¡No somos medias naranjas! Somos naranjitas completas que no desteñimos y encima tenemos vitaminas. Me niego a seguir pensando en un futuro tan perfectamente planeado. ¡No quiero! No pasa nada por estar sola, y las necesidades fisiológicas, te las soluciona cualquiera, ya me entendéis, aunque sea un polvo vacío. Pero no, me niego a sentarme y esperar. No pienso seguir perdiendo el tiempo. Mi tiempo. Mi vida es solo mía, y si me da la gana la comparto y sino, pues no. Es sencillo.
Después, llegó mi Belén. Como siempre, cogió mi mundo y empezó a colocarlo por partes, a decirme las cosas tal y como son. Os recomiendo que tengáis siempre una amiga así, puede que duela lo que dice, pero jamás te va a mentir, nunca. Porque te quiere, y además te lo demuestra, y sólo busca lo mejor para ti. Incluso deja que te equivoques, y lo veas por ti misma sin juzgarte después.
La vida es probar y fallar, probar y fallar, y algún día darás con la solución a los problemas. Pero nunca estarse quieto esperando. La solución es hacerte amigo de los problemas, ¿era así, Belén? Saberlos llevar, saber que muchos solo necesitan tiempo, saber manejarlos, escuchar y hablar, y llorar si hace falta porque todo lo que no sale, se enquista.
Ayer también estuvimos hablando del futuro, de las frases de autoayuda que muchas veces, yo misma pongo en este blog. La vida es como tú la quieras manejar, son las decisiones que tomas, y los resultados que obtienes de ella, en el presente. ¡Ojo! En el presente, el futuro es lo que se crea después de haber fallado o de haberla cagado, pero al futuro nunca llegamos, siempre está lejos... Siempre está por llegar, y no estamos para esperar. Yo no quiero esperar. Quiero llorar y reír hoy, porque no todos los días son iguales, ¡qué va! Y menos mal. Sino es un rollo. ¿Habéis oído hablar de la monotonía? ¡Pues eso! La vida es el presente y punto. Lo que tenemos ahora, y lo que si no cuidamos ahora... Se va, y sí se va en el futuro.
No quiero más frases de autoayuda. Defreds, nos tenemos que tomar un tiempo. Quiero más amigas como las que tengo, más quedadas, más tardes al sol con mis apuntes y mis sueños en la mano, quiero mi vida y sí, mi futuro que lo estoy construyendo hoy. Quiero seguir saliendo sola de todo. Combatiendo mis propias guerras y batallas, y sin un "jambo" como diría mi amiga Patri como un moscardón interrumpiendo mis reflexiones. Si vas a traer paz, entras. Si no, te vas. Es muy sencillo.
A veces, en la vida llegas a un punto de saturación de la gente que intentas escapar y huir, y señores, tampoco es la solución, es como beber y fumar, sí un rato te has quitado los problemas de encima, pero, están ahí, esperándote, no se van. Tú mismo. He escuchado a gente donde su mayor problema es qué comer hoy o que la tele no me funciona. Entenderéis que mi saturación crece por momentos. La vida está llena de problemas, en tu mano está decidir cuáles son un verdadero problema, y cuáles pueden esperar... Los dramas... seguro que pueden esperar.
Patricia Izquierdo Díaz
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