sábado, 7 de septiembre de 2019

De Campanilla a WonderWoman

Estoy sentado en frente de ti tomando algo en una terraza, viendo como te ríes con tu amiga mientras piensas que estoy contestando a unos correos del trabajo.

Hace unos días perdiste en tu batalla, que tantas lágrimas te ha costado, que tantas noches de hospital nos han dado. Y no sé muy bien cómo expresar esto, pero me siento muy orgulloso de ti, de que te seques esas lágrimas, y sonrías como solo lo haces tú. Pati, tienes el brillo en los ojos más bonito que hay. Te miro de reojo y no te das cuenta porque estás en tu conversación, llorando de risa... Benditas lágrimas las tuyas. No te importa que el maquillaje se te mueva, no te importa que el pelo liso que tanto has tardado en peinar se te rice... No te importa lo que los demás opinen de ti, pero es que desprendes magia. 

¿Quién diría que has pasado los peores meses de tu vida si te vieran derrochando vida en este momento? Lo que se pierden aquellos que no te ven. Eres luz, eres aire fresco, eres valiente y una luchadora. No te rindes, parece que el mundo puede contigo, pero no. Como dice tu bollo, y aquí le doy la razón, ese corazón tan grande que tienes te hace parecer débil, pero no lo eres. Pensé en un momento, durante estos meses, que te perdía en una ocasión, pero no, solo eres de dar sustos de muerte. Eso quedó atrás, muy atrás... Parece que ha pasado una vida. Vuelves a sonreír, a vacilar, a tomar el pelo a todo el mundo, a ser una guerrera a la que todos admiran, temen en cierta manera, respetan... Y, has empezado a marcar espacios y barreras con los chicos. Creo que la guerrera ha despertado de nuevo. Se ha puesto tras sus murallas y se ha colocado su armadura. Campanilla se viste de WonderWoman.

No sabes lo afortunado que me siento al verte crecer tanto como persona. No eres para cualquiera. Muchas veces me pregunto si yo estaré a tu altura. Si yo soy lo suficiente para ti, y es que, lo confieso, me haces sentir pequeño en muchas ocasiones. Tengo miedo de que venga otro motero con ojos azules y me abandones. Así que, aquí estoy, sentado frente a ti, viendo la sonrisa más bonita del mundo y sintiendo las carcajadas más musicales que he escuchado. Pati, ¿qué voy a hacer contigo? Me duele el corazón cuando pienso en cuánto te quiero, me miras y me acelero. Consigues ponerme nervioso después de tantos años. Dios mío... ¿qué vamos a hacer? ¿Qué estamos haciendo, cariño? Lo afortunado que me he sentido esta mañana y lo vivo que me siento al verte aquí, a mi lado.

Peter Pan


No hay comentarios:

Publicar un comentario

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.