Me he pasado mucho tiempo diciéndole a mis mejores amigos y amigas que todo ha terminado. Lo digo de una manera que para mí suena muy convincente, pero me da que ellos miran en mis ojos que la cosa es complicada. Se alegran porque es lo mejor para mí, pero otra cosa es conseguirlo del todo. Dicen que nunca me habían visto así por nada. Pero también son realistas y saben que no me convienes.
Siempre pienso que me volverás a escribir y que ya, por fin, no sentiré nada. Que pasaré de todo, de responder y de tus gilipolleces absurdas que me rompen la cabeza.
Será mi ilusa confianza en que te habrás cansado de jugar y lo harás en otros lugares.
Será que ya sé qué voy a decirte la próxima vez. Que será la última, me repito delante del armario.
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