sábado, 7 de marzo de 2020

Infinitas gracias, ventanitos

Hoy tengo varias cosas que anunciar y que contar, además de agradecer.

Lo primero, a vosotros, a los que estáis detrás de las pantallas. Habéis duplicado esta semana el número de mensajes de apoyo. ¡Menos mal que no subí nunca una foto del motero! Porque alguna habría descargado su furia con él. ¡Lo habríais matado! Me alegro de que esta historia os llegue de una forma tan intensa y que me hayáis contado vuestras vivencias y cómo habéis salido del pozo en el que me encuentro. Gracias... Infinitas gracias porque en ningún momento me siento sola. Ni por vosotros ni por mi gente que sí le conoce, y que vive conmigo día a día.

Gracias de verdad.

Además, en esta entrada... Gracias a Belén. No tienes que pedirme perdón por haberte aconsejado escribirle. Amabas pensamos que podía ayudarme a cerrar círculo. Yo me sienta ridícula, aunque el único ridículo que hay es él y su respuesta de un ser tan maduro. Pero tía, pasando del tema. Te quiero dar las gracias, y en cuanto te vea lo haré en persona por luchar por mí que yo misma. Por intentar sacarme de este pozo hacer todo lo posible por verme... al menos luchar. Por estar ahí buscando miles de soluciones, y por la paciencia infinita que tienes.

Su respuesta fue una de las mil que podríamos haber recibido. No sé, es que tampoco podemos dar mucha más bola a este tema, de hecho no quiero, y volverá a ser tabú para mi. Es algo que llevaré conmigo el tiempo... que necesite para curarme. 

Y por supuesto gracias a Sonia T., Sonia H. Paula, Rocío, Silvia, Nines, Esther, María, Alicia, Pilar, El Vecino del Motero, a Dani Pof (sí, es un buen amigo), a tanta gente... Gracias por haber estado ahí esta semana. Soy muy afortunada por tanto cariño y tanto amor... Y a ti, mi gitano.

Al Bollo, aún no he encontrado el momento de decírselo. Guardarme el secreto un poco más.

Vamos a la segunda parte.

Patri Izquierdo Díaz


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