MARZO
- Ojalá supiera escribir tan bonito como tú pestañeas.
- Los cinco segundos previos al primer beso. Las invasiones de sofá. Las manos que se rozan sin querer queriendo. La ropa en el suelo. El amor.
- Lo bonito es cuando no miras el móvil durante horas porque todo lo que necesitas lo tienes enfrente y está hablándote mientras te mira.
- Hay abrazos que te salvan. Que te hacen no querer soltarte nunca. Donde sabes que, aunque todo vaya mal, ahí, apretado, estás bien. Muy bien.
- La gente ya no prepara sorpresas. Con lo que molan las sorpresas y la cara de quien no las espera. Sorprender es lo más bonito del mundo.
- Se está perdiendo lo de aparecer por detrás y abrazar fuerte. Y lo de decir "te quiero" por miedo. Y lo de arriesgar, por no perder. Y qué pena.
- Hay personas que solo con verlas te hacen temblar. Aunque sea tarde. Aunque ya no se pueda. Siempre van a conseguirlo. Que las ganas estén ahí.
- No me alegro de tus decepciones anteriores, pero todas ellas han conseguido que tú estés aquí. Eres mi suerte. Nos la merecemos...
- Ya casi no habláis. Mitad orgullo. Mitad indiferencia. Pero removerías toda la puta ciudad por encontrarle si te enteras de que le pasa algo.
- Si te hace sonreír sin que te des cuenta y, sobre todo, si te hace pensar, tienes un problema. Pero muy bueno. Disfruta.
- Me gusta la gente que tarda en abrazarte por primera vez, pero cuando lo hace es para toda la vida. Y aprieta fuerte...
- Que se puede echar de menos a alguien y a la vez no querer que vuelva nunca más... Que algunas veces el daño ya fue bastante.
- No me dan miedo estas ganas de verte, lo que me acojona es que no se vayan nunca.
- Viernes por la noche y puedes volver a dejar las bailarinas en el bolso y el corazón en el ropero. Hasta mañana.
- En resumen: hay personas por la que perderías el tren por un solo beso. Y trenes en los que montarías por exactamente lo mismo. Y es precioso.
- Querer a alguien no es cuestión de físico. Es de sensaciones, que te haga temblar sin estar. Que consiga que sonrías aunque no puedas verle.
- Siempre pensaré que el amor es hacerse reír.
- Que algunas veces nos marchamos. Y no precisamente porque queramos hacerlo. Debemos. Y no digáis que es de cobardes. Muy valiente hay que ser.
- Se dijeron adiós, se giraron y de repente dejó de llover en la calle. Por dentro quedaba mucha tormenta todavía. Y dolía...
- La quería tanto que no tenía que pasarse cada hora del día recordándoselo.
- Dejo el corazón guardado en la guantera. Los asientos para atrás. Y se lamieron las cicatrices. Y los cristales se empañaron.
- "¿Cuál es tu favorito?" le preguntó. Él no dijo nada y la abrazó. Ya tenía respuesta.
- Y al final, resultó ser gilipollas.
- Que amarte dolía, y yo te quería incluso sin medicación. Imagínate.
- Y un día descubrió que jamás sería feliz con alguien si no aprendía a serlo primero estando sola.
- Cada noche cogían el móvil y se veían en línea preguntándose con quién estarían hablando. Y los dos se preguntaban lo mismo.
- Pared. Tu pecho apoyado. Tu espalda desnuda. Mis labios mordiendo. Frío por delante. Calor por detrás. Sudor.
- Ella era un huracán, y me enamoré aun sabiendo que a su paso se iría destrozando todo. Hasta el corazón.
- Nunca duerme sola, pero jamás acompañada.
- Era pintalabios rojo en noches negras, de tacones altos en días bajos y de sonrisa amplia en días pequeños.
- Y nunca necesitaban preguntarse si querían verse hoy.
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