miércoles, 1 de abril de 2020

Otra vez domingo

Otra vez domingo. Las once. Sol. Las sábanas se pegan, como el recuerdo de una maña noche, mala vida. Ayer salió, bueno, no iba a salir pero la liaron. Se deja liar. Sonó su canción preferida, bueno, la que era de ambos.

El espejo del baño habló de caos, de labios emborronados de promesas. La cocina es un desastre, restos de pizza y vasos de plástico. Medio llenos, claro.

Una ducha de agua caliente recorre su espalda. Espuma en su cabeza. Albornoz puesto y la ventana abierta.

Lee Twitter desnuda. Es de esos días escasos (o no) en los que le encantaría que le acarician la espalda. La llama su mejor amiga, sonríe sin ganas. Le cuenta que ligó. Otro capullo, seguro. Y mira que se lo dice. Otra llamada, su madre. Dolor de cabeza.

Se queda dormida en el sofá. No tiene ganas de nada. Bueno, sí, pero se lo calla. Deja el móvil en la mesa. Se viste y queda para tomar una cerveza. Vuelve y ya oscurece, casi lunes. Recuerdos y deseos en la cabeza. Se masturba con la tele de fondo. Una manzana de cena. No hay ganas de sartenes. Lo último que recuerda, la alarma: 7:30.


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