miércoles, 3 de junio de 2020

Se busca Musa

Como una niñez sin juguetes, como un carnaval sin disfraces o como trabajar en domingo. Un sinsentido. Eso es un escritor sin inspiración.

Por lo tanto: Escritor de poca monta busca musa.

Una chica espacial, que haga de la cama un universo y de su cuerpo un planeta a descubrir. Y de mí un astronauta, cuya misión es explorarlo centímetro a centímetro, lunar a lunar.

Una chica volcán, con unos labios más rojos que la propia lava. Y que quemen. Sí, joder, que quemen.

Una chica de cuento, pero no la princesa encadenada, sino la bruja malvada. Que me haga quererla y odiarla a partes iguales. Que haga de lo nuestro un choque de trenes imprevisible, inevitable e irresistible.

Una chica arriesgada, que consiga que sienta el filo de sus dedos como cuchillas afiladas al pasarlos sobre mi piel, haciéndome sentir miedo y ganas de saltar al mismo tiempo. Como si ella fuera una apuesta perdedora y, aun así, me convenciese para jugármelo todo a sus cartas.

Una chica loca, que me inspire a escribir con su sujetador en el suelo, sus bragas en mi cama y mis manos perdiéndose en su pelo... Dando cada beso tan intenso como si fuese la última calada de un cigarro. Como si celebrásemos que hace una semana que nos conocimos. Como si mañana me fuese a la guerra y me estuviese despidiendo.

Una chica de pasarela, que haga de mis camisetas por la mañana el mejor de sus vestidos. Que me mire con cara de saber que la deseo, y que se guste al sentirse así.

Una chica que quiera que le escriban y que tenga ganas de inspirarme.

Lo dicho: Escritor de poca monta busca musa.


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