Hace una semana estábamos en el hospital, operándote.
En una sala de espera vacía en la que pasaban las horas y no sabía nada de ti desde las ocho de la mañana. La cosa salió bastante bien para lo que era. Hemos cuadrado para poder pasar la semana juntos, seguir viéndonos todos los días (para no poder nuestra tradición). Hemos hecho malabares y es que somos especialistas en caminar sobre una cuerda... Nuestra vida es un circo en la que nos crecen los enanos.
Una semana después, me toca a mí estar pocha, vi tu cara cuando viste 39º en el termómetro, he visto como no has parado en toda la noche de cuidarme, de ponerme toallas frías, de mirarme, de tener un ojo abierto si escuchabas algún movimiento. He sentido la preocupación por mi que en muy poca gente que no sean mis amigos he podido ver. Javi teníamos superado lo de en la riqueza y en la pobreza y ahora, un punto más, en la salud y en la enfermedad.
Me da miedo decirte que esto va para delante porque los sentimientos verbalizados los sueles poner tú, pero como echamos cuentas el otro día, con datos objetivos te quiero más que tú a mi, y me remito a los hecho. Que podremos discutir mil veces pero es que nos va la marcha en todos los sentidos. ¿Una vida fácil y perfecta? Eso no va con nosotros.
La noche de hoy solo ha hecho confirmarme algo que ya sabía, y es que quiero pasar el resto de mi vida contigo. ¿Por qué? Es muy fácil. No he visto una persona más inteligente, más listo y más fuerte que tú. No te da miedo el miedo, al contrario. Entiendes las relaciones como yo, nada de a medias, o todo o nada, y así lo estamos haciendo desde el 11 de Septiembre. ¿Quién dijo que el 2020 es malo? Porque yo he encontrado lo que llevaba años pidiendo. La libertad de ser yo misma junto a alguien que quiero, y que da lo mismo que yo. Damos todo de nosotros sin pensarlo, como reacción a lo que ambos sentimos. Poseemos la seguridad de que esto solo acaba de empezar, y ha empezado muy como nosotros, ¡a lo grande! Porque no somos de medias tintas ni en política. Somos el equilibrio que necesitábamos y que estábamos buscando y que ha tardado en llegar... Pero estás aquí, has llegado para quedarte. Y sí, en un mes, no tengo palabras para agradecerte tanto amor que recibo todos los días.
Y no me refiero al amor cursi de las películas, no es nuestro estilo, el nuestro se basa en estar al lado del otro cuando lo necesitamos y cuando no, el nuestro no va de montarse en unicornios del que luego nos podemos caer. Por primera vez, siento que estoy con una persona madura, en una relación madura... Por primera vez abrazo alguien y siento que estoy donde debo estar.
P.D. ¿Te casas conmigo? (fui la primera que te lo pedí, ¡copiota!)
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