Creo que estoy entrando en esa fase en la que ya te echo de menos desde que te digo adiós. A ver si me explico. Estoy donde sea, y siempre pienso que sería mejor si tú también estuvieses. Hago planes, y en el fondo el sitio me da igual, lo que me importa es que vayamos juntos. Es más, cualquier detalle me recuerda a ti. Desde un café, hasta lo raro que se me hace ahora dormir solo una noche.
Sin ti... no te imaginas cuánto me pesan ahora esas palabras.
Admito que me da vértigo en cierto modo, porque, sinceramente, nunca he sabido pensar en mí; y, de repente, ahora cuando pienso lo hago por dos.
Sin tu, yo ya no, ¿sabes?
Y es que siempre me he sentido preso de una vida que pedía fuga, pero digamos que nunca he pensado que fuese el momento. Quizá era sencillamente cobardía, aunque, desde que te conozco, sólo me bastaría un "vámonos" tuyo para mandar todo a la mierda. Porque motivos no me faltan. Y ganas, contigo, menos.
Sin ti, no, pero contigo, CUANDO QUIERAS.
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