El título es muy raro, lo sé.
Pero quería dedicarle una entrada en mi blog. Tranquila, no habrá nombres y sabrás que es sólo para ti.
Como todas las buenas relaciones empiezan con un "me caías un poco mal". Sí. Y te explico porqué. Habías pasado por muchas cosas que yo desconocías, por muchos feos, por muchos momentos que dolían, y lo más seguro es que necesitaros contarlos, gritarlos al cielo, pero no supe verlo. Intentabas que todo fuera lo mejor posible. Que la convivencia en el cole fuera lo mejor para todas. Intentaste dar todo lo mejor de ti, y yo no supe verlo estando allí.
Cuando salimos de ese lugar... ¡y qué lugar! Fuera, descubrí a la gran persona que eres. La persona que llevaba dentro una mochila que quería sacar todo aquello que dolía. Las dos acabamos llorando el día que nos despedimos de aquel sitio, y no porque nos diera pena irnos, no. Las dos lloramos por injusticias, por impotencia y por ver a personas tan malas haciendo daño por el simple placer de hacerlo, por estar llenas de envidia, rencores y competencias.
Ese ambiente nos afectaba también a nosotras, pero somos fuertes. Supimos salir de ello, supimos al final quién valía la pena y quien no. Supimos cerrar esa etapa con la mejor llave.
Ahora, no puedo estar más feliz por ti. Y quiero que sepas que aunque no hablemos todos los días, te deseo lo mejor. Que las cosas buenas que te pasen, me hacen feliz, y que si algún día necesitas llorar, gritar o enfadarte siempre estaré aquí, a la distancia de un mensaje o de un café.
Me apetecía escribir sobre ti. Porque eres una más que forma parte de mi vida, y porque me alegro de todo lo que se te avecina.
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