A simple vista pareces más que aquel enero en el que no vimos el sol con tanto paraguas. Tan pensativa como aquellas veces que estabas tan concentrada que ya no mirabas a nadie. Tan dañada como las heridas que dejaron cicatriz dentro de tus entrañas. Yan Muro de Berlín, cerrando el paso a todo aquello que pudiera sonar parecido a que te fallen otra vez. Olvidando que entre las marañas de gente mala quedan personas que merecen la pena. Si cierras con doble llave y dos giros...
A simple vista parece que no existe corazón detrás de esas mala leche. A simple vista no se aprecia que esos ojitos tan oscuros pueden brillar más que el sol en pleno verano. A simple vista nadie sabe todo lo que has tenido que pasar, que ahora todos esos miedos vienen del pasado. Que poco a poco van curando, calmando por dentro. Sin alcohol para las heridas, sin tintas en la aorta.
A simple vista no está tan claro que te guste sacarte las castañas del fuego a ti misma. Aunque algunas veces quemen y las saques con las manos. Que todo suma valor si tiene esfuerzo del que nadie regala.
A simple vista nadie sabe que eres fuego hasta en el maldito invierno. Cariño y pasión, aunque yo te vi primeo. Sin deudas de caricias.
Y me da igual, esto era lo que merecíamos. Después de que la vida nos llevara dando giros de noria. Con las entradas tan caras como en la de Londres.
Sigamos tatuándonos besos en la piel. Qué bonita mezcla.
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