Las caricias que quieren tranquilizarte, las de placer, las de amor. Las de dos manos que se rozan y hacen temblar. Las caricias que avisan de un primer beso por adelantado. Las caricias a tu hijo, las de tu madre antes de dormir. Las caricias que sabes que indican que todo está acabando. Las caricias clandestinas. Las caricias de después de corrernos. Las caricias que deseamos y jamás llegan. Las caricias en el pelo. Las caricias en los muslos. Las caricias de sorpresas y de amistad. Nuestras propias caricias.
Mientras las caricias sigan ahí, nada habrá acabado.
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