jueves, 30 de diciembre de 2021

La mejor puerta que se te puede abrir son dos brazos que estén dispuestos a soportar contigo lo que venga.

 Día 28 de diciembre de 2021, me vacunan por fin de la tercera dosis. Esta vez en vez de Astra Zenaca, Moderna. Ya lo dijo la enfermera que me pinchó en el Hospital Severo Ochoa. Da mucha reacción, suerte, y en casita, que estas navidades deberíamos estar todos en nuestra madriguera.


Día 29 de diciembre de 2021. Creo morirme, la reacción es desproporcionada. Falta de oxígeno, vómitos, mocos, tos, dolor de cabeza, de cuerpo, calambres, cansancio. Os juro que no exagero si os digo que me dolían hasta las uñas de los pies. Me fui a hacerme el psicotécnico por la mañana, con mucho esfuerzo a Fuenlabrada. Fue salir de la consulta e ir cayendo poco a poco. Hasta sentir eso, que me moría. Llamé a la Consejería de la Comunidad de Madrid (por cierto, una vergüenza absoluta). Me pasaron al 112 por falta de personal. En el 112 me dijeron que no fuera a ningún hospital por colapso, que me mantuviera en casa. En casa me quedé aun teniendo el cumpleaños de mi abuela. Al que juré que iría siempre. Todos los años que ella le quedaran. Y eso sí que me parte el corazón. Me hice una prueba de antígenos en casa, de los tan famosos de venta en farmacia y di positivo. Javi y yo leímos los falsos positivos tras las vacunas. Me hice otro para comprobarlo, y de nuevo, positivo. Llamé de nuevo al 112 que me acabó derivando a la Consejería de Sanidad de la Comunidad de Madrid. ¡Más de una hora a expensas de que alguien me atendiera! Y me indicara qué pasos debía seguir y si mis dos positivos eran correctos. Lo eran...




Hoy, día 30 de diciembre, me he vuelto a repetir una prueba más de antígenos de la farmacia. Confirmamos: soy positivo. De momento, solo yo. En casa, ni Cuquito ni Javi. Siete días en estas fechas tan señaladas, en casa.

Después de poneros en situación, quiero contaros cómo me siento. De salud, horriblemente mal. Y de ánimo, aún peor. Me he sentido más sola que nunca y más culpable  que en la vida. Y no voy a decir por qué, pero la gente tiene muy poca vergüenza cuando tú eres la que está mala (porque no soy asintomática) y ellos son las víctimas de esta situación. O gente, que se ha encargado de decir y hacerme saber que toda la responsabilidad de esta situación es completamente mía. Ayer, lloraba como una niña. Porque duele, hay ciertas cosas que duelen y desde aquí quiero dar las gracias a Miriam, por su comprensión y empatía a la hora de escucharme. Pero hoy, que por lo menos no tengo fiebres tan altas como las de ayer y consigo ver algo de luz, solo os puedo decir una cosa: iros a tomar por culo.

Si esto le hubiera pasado a mi pareja. Jamás, nunca, se me hubiera pasado por la cabeza ni salir huyendo y dejarla en manos de dios, ni hacer un "sálvese quien pueda" y mucho menos juzgarla. Y menos cuando estamos hablando con urgencias por la gravedad de la situación. Pero, ¿sabéis una cosa? Todo suma. Y no es rencor. Es dejar de ser gilipollas y darte cuenta de las cosas que hay. Y que sabes que viniste sola al mundo y sola estás. Que todo el mundo da solamente hasta donde quiere dar y que a egoístas no nos gana nadie, aunque luego pidamos empatía cuando no conocemos ni el significado de la palabra.

Estoy muy harta de las situaciones donde te quedas con el culo al aire cuando se supone que tienes gente a tu alrededor en la que confías, en la que debes confiar porque buscan lo mejor para ti y se quedan a tu lado, venga el covid o venga el hambre. También, como muchas veces he explicado, no podemos esperar de todo el mundo lo que nosotros estaríamos dispuestos a dar. No. Lo que tu corazón está dispuesto a ofrecer, solo es tuyo. Y jamás deberías pedir nada a cambio si lo haces con la mejor intención. Pero la gente pide y pide, y te devuelve las cosas en cara a destiempo, porque todos llevamos una mochilita en la que guardamos cosas y que ahí están por si necesitamos sacarlas en algún momento. Y si alguien dice que no, es mentira. Y tampoco podemos esperar lo que nosotros damos. Cada uno tiene un precio. Cada uno tiene una opinión. Cada uno tiene un punto de vista.

El Covid es pasar cuarentenas, solo, sí. Pero no significa sentirse solo. Me acuerdo de la pandemia donde todos deseábamos salir, quedar, abrazarnos. Y os prometo, que en esos meses, sin ver a nadie ni quedar con mis amigos, me he sentido más arropada y más acompañada que nunca. La vida es así... Solo quería expresarme, porque lo necesitaba. Escribir me ayuda a soportar los problemas. 

No puedo acabar el año mejor, ¿eh?



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