Tenías seis letras tan brutales que todas las mujeres se las tenían por ti.
Carlos Alfaro
Debo confesar. ¡Anoche te fui infiel! Solo el mar y algunas nubes fueron testigos de ese orgasmo, de ese encuentro tan esporádico como al mismo tiempo tan efímero. Es que esa chica, esa chica con nombre de seis letras me sedujo, me miró al mismo tiempo que me mentía.
Ella lo sabía que yo caería en sus onomatopeyas, en sus miradas hipnóticas, en sus singulares pechos donde le recitaría tal barbarie al fracasos. Que luego yo, me haría la víctima para poder acercarme a ella a un milímetro de su piel. Y ahora pienso, ¿Cómo puedo ser tan vulgar? ¿Cómo puedo caer tan bajo? Solo por el hecho de conseguir un orgasmo.
¡Joder! Que no todo es correrse de gusto en esta vida, que no todo sabe tan mal como una discusión tras el polvo de reconciliación. Pero lo sé, que esa chica fue y es mi mejor amante.
Que se curra cada día una forma diferente para que nunca deje de quererte. Para que cada día yo pueda despertar abrazado a tu lado. Sé que la infidelidad, con la chica Poesía, es un amanecer a tu lado cada día.
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