Últimamente cuando me levanto por las mañanas tengo un montón de visitas en mis entradas (escritas por mí) y un montón de mensajes directos o privados a través de Facebook y Twitter. Lo de Instagram se pasa un poco de la raya. Mis cuentas son públicas (me refiero a Instagram, Twitter y la página de Facebook que lleva el nombre de mi blog, no mi perfil personal) pero no para ligar. Es más, si os metéis en mi muro, en Instagram, así de primeras encontraréis a mi marido. Y si bajáis más, son fotos de mi reciente boda. Y me hace gracia, de aquella manera, el "bueno... podemos ser amigos, ¿a qué te dedicas?". No habéis pillado nada, o... ¿no queréis pillarlo? Mi álbum de "fotopenes" por lo menos se ha quedado estancado. Vaya temporadita, majos... Aún me sigo preguntando si eso le ha funcionado a algún hombre. No sé, vas como enseñando (literalmente) la sorpresa por ahí, no dejas ya nada a la imaginación. Bueno, dejo ya este tema... Que quiero ir al lío de hoy.
Me habéis preguntado cómo manejo las redes sociales. Si he bloqueado a alguien, quién puede ver esto. Supongo que muchas (y sí, hablo en femenino porque son mayoría ellas) habéis probado a escribir y os ha gustado. No sabéis lo que me alegro. Solo os pido que cuidéis las faltas de ortografía.
Bueno, pues en Blogger escribo para todo el mundo. Solo tengo capados los comentarios por un problema que tuve en 2019 y no quiero volver a tener. Pero es de acceso público a todo el mundo y no puedo bloquear a nadie.
En Facebook, para las que os habéis centrado en esa red, no es que publique en Facebook nada, de hecho, en mi página personas ni siquiera hago mención a las entradas que publico en "Desde mi ventana" de Facebook. Es también público, el único cambio que veo (hasta donde yo sé porque las tecnologías y las redes sociales las uso en plan usuario, nada más), es que si bloqueas a alguien con tu Facebook personal, él o ella podrá seguir viendo tu blog, a ti te aparece como un usuario sin foto y sin nombre, pero vamos, que si has bloqueado a alguien, blanco y en botella, aunque también te puedes confundir, ¡ojo!
Y en Twitter e Instagram no publico tampoco nada, quizás el enlace y ya está. Porque donde más me explayo y donde más me gusta expresarme es en Blogger, las otras vías son como focos de luz, una manera más de darse a conocer mi blog.
Así que cuando me habéis preguntado si mi madre lee ciertas cosas... Os digo que no. Hace mucho tiempo, llegamos a un acuerdo. Ni ella lo quería leer ni yo quería que lo leyese, puesto que todo empezó como diario y como una terapia que hice con una psicóloga. Era un experimento que nadie sabía que de aquí iban a salir tres novelas y bueno, que llevara escribiendo desde el año 2013. Y... que vosotros, me respondéis a todo. La verdad que es maravilloso la magia de esto. Y las historias que me han llegado me parece increíble.
Respecto a las dudas de protección de datos. Tengo el permiso de mis amigos y de mi marido. De mi gente, no tengo problemas en publicar ni sus nombres ni nada. De otras personas, compañeras de trabajo, niños, familia política ni se lo he planteado ni lo haré. Siempre evitaré publicar nada precisamente por mantenerlos en el absoluto anonimato. Es decisión mío ya que os digo que ni siquiera lo he hablado con ellos, pero es mejor así, porque luego empezamos es que dijo, es que puso, es que publicó, ya me entendéis, ¿no? Y pasando de rollos. Al final, el blog siempre queda muy abierto al público y no hay necesidad. Además, en eso estoy de acuerdo con mi marido, en que cada parte de la familia es de cada uno. Yo con los míos los podré llamar de todo y podré escribir de ellos lo que yo crea, las consecuencias de ese acto serán exclusivamente para mí. Y hablar de todo lo que me corresponda a mis pensamientos, mis sentimientos, mis puntos de vista, mis opiniones... Parece egocéntrico pero es que mi blog lleva mi nombre, no de nadie más.
Es más, hace mucho que no hay, pero ha habido invitados que han querido escribir como hicieron Belén, Peter Pan o Carles. Y lo han hecho de lo que ellos quisieron sin ningún tipo de condición, y es que así debe ser. Escribir desde el corazón, lo que te dicte en ese momento. Será erróneo, será complejo, será quizás perjudicial por lo que puedas decir... ¡Puf! No podemos estar a todo y pensar que al habitante de China que llegue el blog de una manera remota y casual, le pueda ofender. Es bastante absurdo si lo pensáis. Es como decir, no subiré una foto al Instagram de esta manera, porque puede ofender a... Pues mire, sintiéndolo mucho, la gente no debe ofenderse tan fácilmente y menos cuando no le toca nada.
Así que esa es la reflexión de hoy, seguiré contestando más mensajes lo antes posible. Gracias siempre por estar al otro lado de la pantalla.
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