¡A por ellos, compañera!

 Quiero agradecer a una persona que ha buscado mi número de teléfono y se ha puesto en contacto conmigo a través de un ex compañero. Gracias porque hay personas buenas en el mundo. Resulta que recientemente le pasó lo mismo que a mí, fue despedida a diez minutos de finalizar su jornada laboral, sin más explicación, creándonos un shock del que todavía yo no me he repuesto. De mis noches de insomnio y de pensar, por primera vez en ocho años de carrera, que soy una nefasta profesional.

Gracias de nuevo, por mostrarte humana que es lo que les ha faltado a ellos, a esa empresa llena de familias de familias, familias de accionistas, hijos de dueños, dueños con amigos... Y contarme la realidad de lo que yo no entendía. De haberme supuesto un trauma para, de nuevo, incorporarme a la vida laboral cogiendo la primera basura que me ofrecían. 

Tuve mucha suerte de las compañeras que tuve, eso quiero dejarlo claro. Fui muy feliz en ese grupo y aprendí muchísimo. Por primera vez en un trabajo, sentí que podía ser mi sitio... Pero claro, mi puesto tenía nombre. ¿De otra profesional mejor que yo? La verdad es que no, y eso era una de cosas que me torturaba. Ese puesto tenía el nombre de la hermana de la directora. ¿Qué os parece? Nada nuevo, lo que hace un empresario... Dar la patada a un trabajador para meter a uno de los suyos. 

Ahora sí puedo decirlo, ¡qué hijos de puta sois! Y que bien me he quedado. Pero he aprendido, que jamás sacrificaré una baja, una cita del médico y por supuesto, una luna de miel por ningún trabajo por nuevo que sea y por mucho que me guste. Hoy, hablando con esa chica, el puzzle ha encajado. Las piezas están en su posición adecuada. Y sí, estoy aquí para lo que necesites y las medidas que quieras tomar. Yo me sumo a ello. Con esta clase de gente hay que ser como la reina de corazones, cortarles la cabeza. ¡Qué no se juega así con la gente! Que no somos peones, que sin nosotros, vuestras grandes empresas no funcionan una mierda porque la vida en sí os ha costado más bien poco, porque sois unos acomodados y no sabéis ni lo que es ser profesional. 

Dicho queda... ¡A por ellos, compañera!