jueves, 18 de agosto de 2022

Ni al miedo

 Últimamente me siento sola. Mucho. Pero no me importa. Me gusta en cierta manera. Contar siempre lo mismo de "cómo estás" es pesado puesto que no hay cambios. Me estoy arrinconando en cosas que hacer. En muy pocas la verdad porque la energía que tengo, es la que puedo usar.

Me he mirado al espejo y he tenido mucho tiempo para pensar y escribir algo. No me gusta lo que veo, pero es que estoy embarazada. Sabía que esto de engorda lo iba a llevar muy mal. Pero es que tiene que ser así.

Javi está. Sí. Pero en una semana que cada uno tiene lo suyo. Yo voy por libre, como siempre. Con todo lo que me preocupa, lo que no. Mis pensamientos y deseos que cada vez son más privados. Me gusta tener mi mundo interior, en el que nadie se mete porque nadie lo conoce ni sabe de él. Me aporta tranquilidad. 

Hace años perdí el miedo al miedo. A mi gran miedo. Todos tenemos uno, y era ese: estar sola. Ahora lo agradezco. Le doy al de al lado su independencia porque yo necesito la mía. Necesito respirar, alejarme de todos un rato y ver que mis errores son humanos y que mis castigos impuestos son excesivos. 

También estoy harta de justificaciones y explicaciones. Hace unos días, en el pueblo, fui repartiendo zascas a toda la familia en el tono más cordial que conozco, sin alterarme. No se me movía ni el flequillo. Esa frialdad y distanciamiento del que hablo, te permite hacer eso. Cuando tu vida está tan mal, que ya no disfrutas de absolutamente nada porque solo tienes molestias y malestar, pues... El que pasa por tu lado, te afecta poco o nada. 

Mis amigas siempre me han preguntado cómo es posible que no salte con algunas cosas o Javi, se alucina al ver mis silencios con algunas personas. Es sencillo, hay personas que no aportan nada pero tienen que estar en nuestra vida. La vida está hecha así, es lo que hay. Y no sé, será un don. La capacidad de poder apartarlas tanto que cuando hablan, desconecto y me meto en mi mundo. Hay muchas personas que no me resultan interesantes, que su personalidad simplemente me aburre y paso. No sé, para mí es fácil. Da pereza y yo tengo muchas cosas en las que pensar.

Estando como estoy, ese don se agudiza aún más. Me gusta la soledad, ver que puedo con muchas cosas solas sin necesitar a nadie. Sé que sin saber ni gustarme la cocina, soy capaz de hacerlo bien. Es solo un ejemplo. Y eso, favorece mi autoestima y ahuyenta al miedo. ¿Miedo a qué? Pues a muy pocas cosas... Ni a la muerte. Es algo que todos tenemos que pasar por ello. Unos antes y otros después. Es la vida. Es más sencilla de lo que la pintamos. Así que hazte tu propio mundo y nómbrate alcalde de él. Y pasa... Pasa de todos. Sólo escuchate e intenta ser feliz.



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