Desesperada

 Creo que las cosas no van bien. No me siento como la matrona me decía en las clases de preparación del parto. Insisto, en que aunque pueda parecer que lo cuento todo por aquí, es mentira. Me guardo más de lo que debería, y a solas, juego mis cartas. A veces pierdo, otras gano... Y otras, solo tiro la baraja a un lado.

Anoche, hablando con una amiga, me decía que la maternidad es un camino largo, duro, en el que pierdes muchas veces, cometes errores y un camino que recorres sola. Que a veces, te sientes muy muy sola. No soy madre... Aún, y ya he conocido ese sentimiento. Las personas me preguntan, y agradezco como todo el mundo se está volcando conmigo. Pero empiezo a estar impaciente, a querer cambiar cosas que siento que no están bien en mí. Tengo preocupaciones, opiniones, pensamientos... Demasiadas palabras en mi mente que no salen de ahí. Y se hace una bola, más y más grande que se coloca a nivel de la garganta.

Me gustaría arrojar ciertas opiniones, como haría con las cartas que he nombrado antes. He hablado mucho, durante mucho tiempo. Me he quejado y se me ha llamado intensa o directamente, se ha subido el  volumen de la televisión... "Me gusta cuando callas, porque estás cómo ausente...". Mala decisión de palabras para un poema de tanta relevancia.

Esto no lo he hablado con nadie. Estoy evitando consejos, conversaciones o verbalizar realmente lo que me quita el sueño. 

Luchar es algo que ya no me interesa, quizás por ahora. No me apetece. Hay cosas, como los secretos, que cuanto menos gente lo sepa, mejor, y así tiene que seguir. Quizás, solo por ahora. 

Me enfrento al mayor cambio de mi vida. Estoy a punto de dar un paso con el cuál ya no hay marcha atrás. Con el que, lo que ahora importa, pasará a segundo o tercer plano. O no habrá tiempo de pensar en ello. Estoy ante el examen más importante de mi vida, y yo... Que siempre intento sacar matrícula, me lleva por el camino de los demonios sentirme así, tan negada, tan baja de ánimo, tan... Desesperada.