Dejé de enamorarme casi a bulto
de todas las actrices sin futuro,
por fin he decidido ser adulto,
crecer, aunque aburrido, es más seguro.
Me escondo de los bares y el tumulto,
de escotes disfrazados de conjuro,
prefiero estar en casa bien oculto,
no soy Merlín y menor Rey Arturo.
Y a veces llegan noches incendiarias
que tumban de un plumazo mis teoremas
y alteran mis hormonas solitarias.
Te meter en mi cama y desordenas
mi mundo con tus piernas solidarias,
y cambias mis rutinas por verbenas.
Luis Ramiro
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