sábado, 7 de noviembre de 2015

Estar ausente de todo

Es absolutamente necesario suicidarse cada cierto tiempo.
Huir de uno mismo,
perderse,
levitar,
ayunar,
sentir el cuerpo vacío, agotado, dolorido.
Mudar la piel,
beber,
vomitar,
tocar fondo, follar con desesperación y luego no recordar nada.

Estar ausente de todo.

Para después, aferrarse de nuevo a la vida. Reencontrarse. Vestir con colores pastel, andar a paso ligero y sonreír a los vecinos cuando te saludan por la escalera.

- ¿Qué tal estás, preciosa?
- Jodidamente bien, gracias.


Ana Elena Pena


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