Ella era hermosa, pero no como esas chicas de las revistas. Ella era hermosa por la forma en que pensaba. Ella era hermosa por esa chispa en sus ojos cuando hablaba de algo que amaba. Ella era hermosa por su habilidad para hacer sonreír a otras personas, incluso cuando estaba triste. No, ella no era hermosa por algo tan temporal como su apariencia. Ella era hermosa en lo más profundo de su alma.
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