Desde que te conozco
me tiembla el pulso al escribir mi nombre,
desde que te conozco
tengo mi corazón asegurado a todo riesgo,
desde que te conozco
me como la vida a suspiros
y vuelan cometas
donde había plomo y anzuelos.
Mirarte
es
ver
mi
futuro
en
capítulos.
Todo ocurre desde que te conozco
porque antes de conocerte
vivía cada día esperando la noche siguiente,
entraba en algunos cuerpos
buscando la puerta de salida
y a diario me daba de ostias con mi pasado.
Viviendo deprisa, perdí mucho tiempo
y entre el humo de mi propia sombra
era imposible mirar con claridad a ninguna mujer.
Fui un hombre de paso
en medio de ningún lugar.
No sé de que manera entraste
porque yo no abrí ninguna puerta.
Mis candados estaban cerrados
y aunque en mi memoria
hacia menos frío que en tu vida
derretiste con tu vientre
al iceberg de mi cama.
Me cacheaste el alma con la mirada
y con las manos en voz baja
me quitaste de encima la tristza
Desde que te conozco tengo alas
porque tú me enseñaste como usarlas.
Diego Ojeda
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