Si vuelves a recogerte el pelo
con tanta alevosía frente a mis ojos,
vas a despertar al dragón
que duerme entre mis manos
y no voy a hacerme responsable
de los desperfectos.
Mi corazón es un cine de verano
cada vez que bajo al metro
y la boca de destino es tu barrio,
llamo barrio a tus caderas,
a las arrugas de tus ojos,
al tattoo de tu pie derecho,
a los treinta y cuatro lunares de tu espalda.
Tú tan revolucionaria
y yo tan zen,
pero hasta los desconocidos
nos miran con arte
cuando te deshielan,
cuando bajas la guardia
y apagas el busca de las dudas,
cuando retiras tu ejército.
Entonces quiero salir corriendo
y borrarle la prisa a Madrid,
bajarle el sueldo a tus jefes,
curarme la alergia a los gatos,
casar a tu novio con otra,
presentarte a mi psicóloga,
follarnos escuchando clásicos,
pagarnos la jubilación.
Si vuelves a recogerte el pelo
con tanta alevosía frente a mis ojos,
voy a cometer un disparate
y van a llorar de envidia todos los poetas.
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