Cercana en la memoria y en el alma.
La Cuesta del Bailío, el bar Correo.
Días de sol y de paredes blancas.
En el bar de las Niás huele a besos
y el corazón de Castilla se detiee
en los arcos pintados
de la Corredera.
Noches de soledad, cuando era el tiempo
un aroma de finos. En el río
se remansan los versos. Hoy me han dicho
que vieron a Vicente Núñez
por las calles. Y la cera
de tantas procesiones
rechina en los zapatos.
Pasa un hombre severo y elegante.
Escucho todavía en esas madrugadas
las campanas del convento
de la plaza de Osio.
Huy un rumor de manos en la esquina.
Me agarro fuerte a ellas.
Rodolfo Serrano
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.