Después de todo, estamos como siempre,
tan solos como el barco
de Holandés Errante,
lo mismo que una tarde de domingo,
igual que un niño
en el primer día de colegio.
Tan solos como siempre y derrotados.
Como si fuéramos César frente a Astérix
o Supermán ante la kriptonita,
o don Juan luchando
contra las estatuas
en el cementerio de Sevilla.
Estamos ya, mi amor,
en la tercera fase,
cercano sin siquiera comprendernos,
extraños como estaban
Lauren Bacall y Bogart en la Senda Tenebrosa.
Y, sin embargo -no sé como decirte-
daría la pierna que le falta a John el Largo
por volverte a tener
cuando en los cines
me cogías de la mano dulcemente
cuando Bela Lugosi sonreía
igual que yo al morder tu carne trémula
y beber de tu sangre hasta el delirio.
Rodolfo Serrano
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.