Año 2012, el porvenir con la cadera rota. Ya no puede avanzar.
España camina cansada por las calles de este siglo.
Los estudiantes de hoy son los parados de mañana.
¿Quién dijo que no mejoramos?
Hemos batido el récord de jóvenes brillantes sin empleo.
Vamos a la calle, vamos a celebrarlo.
No me extraña que los niños quieran ir a Gran Hermano.
Su vecino es ingeniero industrial y es pobre.
Su profesora está triste, le acaban de borrar el futuro.
El Estado de bienestar cambió de ropa.
Se ha quedado deteriorado como las encías de Bukowski y ahora vive en un piso alquilado de centímetros cuadrados.
¿Que de qué nos quejamos?
Es verdad, en África están peor.
Gracias por las listas de espera.
Gracias por mancharnos los escaños.
Gracias por formar el equipo más grande del mundo:
somos cinco millones de desempleados.
Con esta plantilla ganaríamos cualquier torneo.
¡Qué suerte! Vamos a ser campeones del mundo otra vez.
Vega, vamos a calentar, que comienza el partido.
Los políticos solo van ganando diez a cero.
Podemos remontar. La eliminatoria del siglo.
El árbitro viste de negro, como nuestro futuro.
Podemos remontar. Es el partido siglo.
Y el porvenir con la cadera rota no aguantó más en la cancha.
Éramos más que ellos pero muy pocos saltamos al campo.
Cambiaron las reglas del juego en pleno partido.
Y no quisimos salir todos a jugar, solo unos pocos.
Estábamos viendo nuestro fin en directo.
Lo echaban en GOL TV. En directo.
Éramos más que ellos. Muchos más.
Somos muchos más que ellos.
Y no salimos a jugar, a ganarles el partido.
Nos dejamos ganar.
Nos dejamos ganar.
Marwan
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