sábado, 30 de marzo de 2019
No voy a jugar a quemarme
Sobre ti puedo escribir muy a gusto porque sé que no lo leerás.
Somos amigos. Apúntalo. Amigos. Te lo puedo volver a repetir. AMIGOS. Desde hace tropecientos años ya.
Me encantó ese día que viniste a comer conmigo. Fue como si nada hubiera pasado, como si todos estos meses pasados no hubieran existido. Hubo piques, ya que tú eres el único que no te achantas conmigo, hubo pulsos de los que te dejan seco el cerebro, hubo caídas porque tú eres un bruto y yo no me quedo atrás, risas, muchas risas, jabón, agua, cojines en el suelo... Y es que a veces, parece que no crecemos. Pero, ¿y lo bien que nos lo pasamos? Hacía tiempo que no me reía así. Hacía mucho tiempo que olvidaba tanto las preocupaciones como las obligaciones. El tiempo se pasó volando. Pero... Sabiendo lo que sé, sabiendo lo que sientes, sabiendo que algo, en parte, ha cambiado. No me puedo permitir esto. No nos lo podemos permitir ya que a ti parece no importarte.
Y así, es como vuelves a pensar por dos. A ser la chica de piedra, de hielo, de acero. ¡Dios mío! Pues claro que no soy de piedra, todo esto me gusta, me afecta, pero no puede ser, y tú sabes por qué. Y haces que me líe, que imagine, que quiera... Y no, porque somos amigos, haces que quiera huir hacia mi pasado y eso no te lo voy a permitir. Necesito que te aclares, que aclares tu situación, porque no quiero perderte, ahora no. En este momento de mi vida, no voy a renunciar a ti porque tú tengas pájaros en la cabeza. ¿Recuerdas que esto me lo dijiste tú hace tiempo en una sala de hospital? Ahora me toca a mí cuidarte, y si es necesario darte un ultimátum. No me hagas hacerlo, por favor. Eres el chico que más quiero en este mundo, eres mi familia.
No quiero escenas de película romántica, porque esto es la realidad y yo no soy la única. Empezando por ahí. No quiero que confundas más la situación, no quiero que juguemos a este juego y la liemos parda, la liemos de tal manera que no podamos volver a encontrarnos. Te necesito porque eres mi pilar, porque me regales regalices, y me tiras al suelo para jugar a hacer el bruto. Porque me sacas a "ver" coches o como quieras decirlo. Porque eres yo en chico, porque una mirada nos vale para reírnos y para saber qué pensamos.
Ahora necesito paz, necesito no pensar y todo lo que me traiga problemas, lo expulsaré sin dudar de mi vida. Necesito tranquilidad, esa que me das cada vez que estás a mi lado, pero sin confundirte. Volvamos a ser nosotros.
Sé que no lo leerás, pero no es nada nuevo, no escribo nada nuevo, nada que no sepas y que ayer no habláramos. Porque ese es nuestro punto fuerte. Hablar de todo, hablar mucho, yo escucharte, tú aconsejarme o echarme la bronca, yo orientarte, etc, etc, etc... Que lo que hablemos nos sirva de algo, por favor.
Aún recuerdo la última que me liaste, ¡capullo! Te odio porque sacas lo peor de mí, y te quiero aún más porque sacas también lo mejor. Porque somos intensos, porque lo nuestro es todo o nada, porque nos va la marcha. Siempre ha sido un juego peligroso, con tendencia a quemarnos como ahora... ¿Y? ¿Tenemos miedo a algo? Pues no.
Patricia Izquierdo Díaz
Es lo que hay
Esto es lo que me pasa.
Qué llevo unos días echándote de menos por ser el que tiene la solución a todos mis problemas, y al que solo tengo que pedirla para que me la des.
Qué no vuelvo por amor seguramente, por cariño probablemente. Porque siempre te tendré presente. Es un poco egoísta, pero sé que estás ahí para mí, al igual que yo movería una galaxia si me necesitaras.
Echo de menos que me saques a bailar en el salón, susurrándome nuestra canción al oído. Los domingos en la cama mientras jugabas con mis rizos y yo te miraba. No había un lugar más bonito que ese, juegos y miradas entre sábanas deshechas.
Recuerdo cuando todo empezó, decidiste acabar con otras... distracciones, y me diste el papel de protagonista en nuestra historia. Sentirte especial porque no eran piropos, no eran palabras, eran caricias, miradas, largas charlas, películas... Eran momentos. Y ahora son recuerdos.
Dios mío, qué difícil es todo. Ya conocí lo que es el amor, el de verdad. Y lo más seguro es que me quede sola por no conformarme con menos. ¿Acaso es malo? ¿Es malo no conformarse con lo primero que pasa?
Y el tema es que no puedes exigir al que no quiere dar, y por supuesto, si lo tengo que pedir, no lo quiero. Sabes cómo soy, de todo o nada, de negros o blancos, pero no de a medias. De hecho, no fuimos medias naranjas que se encontraron, fuimos dos naranjitas únicas que supieron entenderse casi hasta el último momento.
Me entiendes, haces por comprenderme, y más desde que sé que lees mi blog que es muy parecido a un diario. Tras siete años sigues estando ahí, en versión de amigo. Muchos piensan que es imposible, que nos estamos agarrando a esos cinco años. Pero no es así. Además, ¿importan que otros lo entiendan?
No sé a dónde nos llevará esto. Pero me da igual, ya estoy perdida en el mundo. No me importa desviarme un poco más de mi camino si tú eres el motivo. Cuento con que me sepas encontrar, porque, siempre pasa eso, ¿no? Nos acabamos encontrando... En Madrid, Valencia o Nunca Jamás.
Patricia Izquierdo Díaz
viernes, 29 de marzo de 2019
Pisando fuerte
He venido pisando fuerte. Pero cuando digo fuerte, me refiero a ese tipo de fuerza que no rompe, sino que deja huella. He venido con ganas de comerme el mundo con patatas. De dejar los miedos a un lado porque por su culpa me pierdo muchas cosas, y eso no mola nada de nada. He decidido lanzarme a todo lo que venga, porque hay cosas maravillosas ahí fuera esperándome. Y no pienso dejarlas escapar. He decidido sonreír, a pesar de todo, aunque sea después de llorar. Y he decidido ser mejor persona cada día, respirar las veces que haga falta antes de hablar e intentar hacer todo siempre con corazón.
He decidido ser feliz, así, sin más. Porque me apetece, porque si hemos venido a esta vida es para vivirla en condiciones, porque son dos días y no estamos para desaprovechar ni uno, con la que está cayendo.
Con todo
A pesar de todos mis defectos, mis idas y venidas, todas las cosas que hice mal, mis tonterías y mi pequeña cabecita dura, decidió quedarse.
Con todo.
Ríe
Ríe hasta que no puedas más, hasta soltar una carcajada y acabar con dolor de barriga.
Canta, incluso si te salen gallos. En la ducha, en la calle y donde sea. Canta con un micrófono o con un peine mirándote al espejo.
Baila dándolo todo, hasta tener agujetas. Mueve el esqueleto y haz todas esas coreografías que te surgen para cada canción.
Come lo que te dé la gana. Lo que se te antoje, y empieza por el mundo.
Besa con fuerza, con ganas y con pasión. Como si fuera la primera vez, y también la última.
Ama de verdad. Sin prejuicios, sin miedos y sin ataduras.
Y vive cada día como si fuera el último, más vale un ¿lo recuerdas? que un ¿Y si...?
Y me fui
Me hicieron daño, y me fui.
Aun con no sé cuántas dudas, con heridas por el cuerpo y con lágrimas en los ojos. Con un montón de recuerdos debajo del brazo, pero con muchos más momentos bonitos por vivir.
Me fui porque rendirse es de cobardes, pero irse a tiempo es de valientes. Y hay que ser buena, pero no tonta. Saber cuándo irse es lo más complicado. Tomar una decisión a veces nos parece que hará más daño que bien, pero hay que saber que después de una bala, pueden venir dos. Y que tenemos que sobrevivir y ponernos a salvo.
Por eso me fui.
Porque no supe por qué me hicieron daño, porque di lo mejor de mí y aun así me fallaron, porque me dejaron vacía, sin nada. Bueno, sin nada no. Me dejaron con un montón de dudas, inseguridades, miedos y no sé qué más.
Y probablemente haya cosas que jamás se puedan olvidar, recuerdos que siempre permanecerán en nuestra memoria y personas en nuestro corazón. Pero hay que seguir, aunque dejes cosas a un lado. Con la conciencia tranquila de haberlo hecho bien y con la fuerza suficiente para seguir dando lo mejor de uno mismo.
Suerte
- Voy a destruirte.
- ¿Sí? ¿Y cómo vas a hacerlo? Recuerda que no se puede vencer a quien nunca se rinde, pero me encantaría ver cómo lo intentas. Te espero en la cima.
Ya veremos qué pasa
No quiero que me lo pintes todo bonito y que veas positividad por todos lados. No quiero que me digas que todo va a ir bien. Porque lo cierto es que ni tú, ni yo, ni nadie lo sabe. No quiero que me digas que mañana todo será diferente y que todo irá mejor. Porque no tenemos ni idea.
Lo único que quiero es que me entiendas, que me abraces fuerte y bonito, y que te quedes a mi lado.
Y después, ya veremos que pasa.
Y sonríes
Hay personas que llegan y te quitan la tormenta de un abrazo.
Y te hacen feliz con tan sólo estar a tu lado.
Y sonríes.
Lo mejor
Los mejores besos son los que salen sin pensarlo, y los mejores momentos son los que no se planean. Las mejores fotos son aquellas que no se hacen, y las mejores palabras son las que no se dicen. El amor de tu vida llegará cuando menos te lo esperes, cuando dejes de buscar, y una casualidad puede hacer que cumplas el sueño de tu vida. Los mejores abrazos son los inesperados y las mejores sonrisas son esas que salen sin darnos cuenta.
Esos momentos
Me quedo con esos ratitos. Esos que te alegran los días y las noches, que te rescatan de la pereza o el cansancio. Me quedo con quien te propone lo que sea por tal de verte, aunque solo sea un ratito. Me quedo con las risas, con las charlas interminables y con esas fotos que tienen una historia detrás. Y con los momentos que nos llevamos a casa y que recordamos cuando estamos a punto de dormir. Me quedo con quien hace especial tu día. Con quien te escucha y te salva de cualquier problema. Me quedo con los brindis y con el por qué de cada uno de ellos.
Me quedo con esos momentos, esos pequeños detalles, que nos hacen un poquito mejor.
Me hace sentir viva
Me hace sentir viva. Y creo que no hay nada mejor que eso.
Me complementa. Hace mi vida más fácil, el camino más ameno y los problemas menos problemas. Se podría decir que es mi otra mitad. No sé si mi media naranja, manzana o yo qué sé qué fruta, pero el caso es que es parte de mí.
Y entonces recuerdo que el amor existe, que yo lo he encontrado y que no lo pienso soltar.
Los principios
Los principios a veces dan un poco de miedo, pero qué bonito cuando alguien te hace reír en todo momento y consigue que te sientas realmente afortunado.
Qué bonito cuando alguien aparece de casualidad y decide quedarse y acompañarte en tu camino, aunque tú no sepas muy bien a dónde vas.
Qué bonito cuando alguien te pone un cosquilleo en el estómago y hace que veas la vida de otra manera. Y que no te quieras separar nunca.
Qué bonito cuando alguien te planta una sonrisa y te la deja ahí para todo el día.
Ciudad de papel
Vete, dame espacio, dame tiempo.
Cierra bien las cortinas.
Estoy harta de ser fuerte, de correr sobre minas.
Quiero pausa, quiero sombra, hoy la luz contamina.
Busco en el silencio mi refugio, sigo sus coordenadas.
Por ahora necesito un poquito de nada, de recuerdos del futuro o de vidas pasadas.
Tengo arañazos, arde de mi piel.
Siento cristales bajo mis pies.
Guardo un infierno para amar.
Fuego que insiste en habitar una ciudad de papel.
Tengo tormentas que derramar.
Puertas abiertas para cerrar.
Bajo la mira, el corazón.
Quiero bailar con mi dolor.
Déjame arder en mi ciudad de papel.
Vuelve, dame aire, dame cielo
Abre bien las cortinas
Ya estoy fuerte como siempre. Ha llegado otro día.
Y es que a veces para armarme necesito mis ruinas.
Tengo arañazos, arde de mi piel
Siento cristales bajo mis pies
Guardo un infierno para amar
Fuego que insiste en habitar una ciudad de papel
Malú
El secreto de viajar
A veces no nos damos cuenta, pero necesitamos viajar.
Viajamos porque cuando estamos haciendo la maleta sabemos que nos traeremos muchas más cosas de las que pensamos, cosas que ni siquiera necesitaremos meter ahí, porque se quedan en un lugar mejor dentro de nosotros. Viajamos porque nos hace felices, nos provoca sonrisas sin darnos cuenta, porque nos llena de energía, nos enseña y, de una manera u otra, nos cambia.
Viajamos porque cuando llegamos a casa, a nuestro hogar, traemos algo que no es nuestro, que parece que no está, pero sí. Algo que, sin darnos cuenta, ha formado parte de nuestra vida. Y ese algo no es material, pero se queda grabado para siempre en nuestra memoria.
Y ese es el verdadero secreto de viajar.
Excusas
No soporto las excusas. Odio que tengan siempre una para cada ocasión, que no sean claros, que no digan la verdad. Se pierde tanto tiempo pensando una, que no me puedo creer que la gente lo haga. Con la que está cayendo, con la de veces que nos han dicho que la vida son dos días...
Estamos en una época donde no se dicen las cosas claras, donde nos callamos cosas por miedo y donde tratamos que la otra persona intuya y descifre lo que pensamos, en vez de decírselo directamente. Donde las excusas cobran protagonismo y cada día juegan una batalla para ver cuál es la más novedosa. Donde se trata de elegir la adecuada para acertar, para que suene más veraz.
Y supongo que ya está bien. Dejemos de hacer las cosas tan difíciles, no nos compliquemos tanto la vida. Seamos claros, dejemos las indirectas y los mensajes escondidos.
Estoy segura de que nos irá mejor.
La felicidad
Un día me preguntaron que qué era la felicidad, y no supe dar respuesta.
Pero hoy me he parado un poco a pensar, y me he dado cuenta que la felicidad se tiene que parecer mucho al abrazo de un abuelo cuando llevas tiempo sin verle, y a esa sonrisa que se contagia. Seguramente la felicidad se parezca mucho a cuando tu madre te hace tu comida favorita ese día que estás regular o cuando tu padre te lleva a la cama cuando te has quedado dormido en el sofá. Tiene que ser algo parecido a cuando te besa por primera vez el chico que te gusta, cuando te dicen “te quiero” al oído o cuando te quitan los miedos antes que la ropa. A cuando te hacen reír por cualquier tontería, cuando te encuentras una carta antigua en ese cajón de recuerdos o cuando vences eso por lo que estabas luchando. La felicidad se tiene que parecer mucho a cuando consigues llegar a la meta, cuando los que confiaron en ti se emocionan al verte cumplir ese sueño y cuando descubres que puedes con todo. Tiene que parecerse a cuando unos ojos te miran sin parar, unas manos te agarran bien fuerte y unos pies te acompañan a cada paso. La felicidad se tiene que parecer a cuando vuelves a casa después de un tiempo y sientes que nada ha cambiado, cuando ves el sol después de tanta lluvia y cuando sientes el mar en tus pies. Seguramente se parezca al calor de un hermano, a las palabras exactas en el momento justo y a los brindis en cualquier bar.
Avanzando
A veces aunque creas que no, estás avanzando. Cada día es un pasito más. Y cada uno de esos pasitos tiene una historia que contar. Buena o mala, no lo sé, solo sé que sea la que sea hace que cada día estés en un sitio distinto al anterior.
Y cuando menos te lo esperes, cuando creas que no puedes más, llegará la vida y te sorprenderá.
Y entonces, te darás cuenta de que lo has conseguido.
No te rindas
No te rindas.
Sé que el buen tiempo ya está a la vuelta de la esquina, que ya van saliendo muchos planes por ahí y que apetece como nunca estar a una terracita al sol. Pero venga, un poquito más, ya casi estás. No queda nada.
No te distraigas con tonterías ni pierdas demasiado el tiempo, porque realmente es muy valioso para estudiarte esos temas que tienes delante. Y luego sentirás que te ha cogido el toro y eso no motiva nada de nada. Así que aprovecha ahora que aún estás a tiempo. Céntrate, esfuérzate y dale caña. Grábatelo bien grande, ponte un post-it enfrente o donde quieras, para que te acuerdes en cada momento que tú puedes con todo.
Cuando sientas que no puedes más, cuando los ánimos estén por los suelos y quieras dejarlo, piensa por lo que estás luchando. Y sigue. Sigue un poco más. Solo un esfuerzo más. De verdad que al final siempre merece la pena. La sensación de saber que lo has logrado es increíble.
Por eso venga, ánimo. Confía en lo que eres capaz y da lo mejor de ti, lo vas a conseguir.
No estamos para rogar
No estamos para rogar amistades, para obligar a que alguien se quede o para insistir en que alguien decida verte.
Estamos en la edad de que nos respeten y nos valoren, de que nos demuestren que quieren quedarse, sin poner excusas ni trabas, sin mentiras y sin dejar de lado nada.
Estamos en la edad de vivir al límite, de hacer todo lo que nos apetezca y de ser quienes queramos ser.
Contradicción
Si fueras tú, me doy la vuelta antes que toques a mi puerta
Piénsalo bien que aún no es tarde. ¿No ves, no ves?
Que traigo nubes de equipaje, que de dolor va hecho mi traje
Y que la vida de este viaje. Verás, verás.
Toda mi noche y mi luz que sentirás solo tú.
Soy dolor. Soy un nudo en la garganta, una canción.
Soy tormenta de esperanza y destrucción.
Ya lo ves, soy pura confusión.
Bienvenido, amor, a mi contradicción.
A mi contradicción.
Dicen soldado precavido, en guerra no termina herido.
Si aún así vienes por mí, debo decir... nadie te hará sentir más vivo.
En mi noche y mi luz, existirás solo tú.
Soy dolor. Soy un nudo en la garganta, una canción.
Soy tormenta de esperanza y destrucción.
Ya lo ves, soy pura confusión.
Bienvenido, amor, a mi contradicción.
A mi contradicción.
Malú
jueves, 28 de marzo de 2019
Qué me da igual
Me da igual el tamaño de tu culo y de tus pechos, eso me importa más bien poco. Me dan igual tus cicatrices, tus estrías y todo eso que crees que son imperfecciones. Me importa un bledo tu color de ojos y el largo de tu pelo. Y me importa aún menos el número que sale al subirte a la báscula.
Que me da igual, ¿te enteras?
Que todo eso no tiene nada que ver con la belleza, ni con eso que se supone que es lo perfecto. Porque lo cierto es que nadie lo sabe. Quizás es que no existe nada así.
Que lo único que importa en esta vida es que seas en todo momento tú. Que te fijes solo en ti, que pienses en lo que tú quieres y que seas siempre quien quieres ser. Y que digan lo que quieran. Que piensen, que hablen, que critiquen y que opinen. Eso a ti te tiene que dar igual.
Exactamente igual.
#unrinconmaravilloso